lunes, 6 de abril de 2020

“HOGAR”. LOS EXTRAÑOS SON LOS OTROS.



Los Hermanos Pastor debutaron en 2009 con “Infectados” (qué título más adecuado para estos tiempos), una producción estadounidense con un prometedor Chris Pine, aún lejos de ponerse el uniforme del Capitán Kirk. Las expectativas causadas por este título y su siguiente película, “Los Últimos Días”, hacían presagiar una prolífica carrera a estos dos cineastas. Desgraciadamente, desde entonces, y con la salvedad de “Eternal”, donde sólo ejercían de guionistas, su filmografía posterior ha pasado sin pena, ni gloria hasta la llegada de “Hogar”, esta producción para Netflix que nos devuelve a los hermanos en plena forma. Comparada por algunos con “Parásitos”, por esa idea del protagonista infiltrándose en la vida de otra familia, a nosotros nos recuerda a otro título bastante más anterior, “De Repente, Un Extraño” (1990), un thriller dirigido por John Schlesinger en el que una joven pareja ve cómo su vida se ve demolida por un misterioso personaje que les alquila una habitación y, sin motivo aparente, les hace la vida imposible. Aquí los Hermanos Pastor nos cambian la perspectiva, y acompañamos a un personaje en su elaborado plan. 
En un principio, podemos comprender la posición del personaje principal. Tras conquistar el éxito, se ve arrastrado al desprecio, por estar en paro, por tener ya cierta edad, por haber triunfado en un momento en el que las nuevas estrellas del mercado aún estaban en primaria. Hay un discurso agrio en la película acerca de la forma en que los ritmos vitales en nuestra sociedad se han acelerado y cada vez más pronto se les cierra las puertas a personas aún con capacidad de trabajar y de aportar nuevas ideas. También nos habla del carácter depredador que el mercado instala en la sociedad, donde, como dice el protagonista, las cosas se hacen “sin pedir permiso y sin pedir disculpas”. La humanidad, los defectos físicos, la capacidad de recomponerte ante un fracaso, de curar heridas o de reconocer los fallos son la sangre que atrae a los tiburones. Sólo la perfección, o la apariencia de ella, es digna de respeto.
Javier Gutiérrez protagoniza este largometraje adquiriendo un rol absoluto, incluso en los momentos en los que comparte escena con Mario Casas o los dos roles femeninos (interpretados por Ruth Díaz y Bruna Cusí), a los que se les echa en falta más desarrollo y presencia (especialmente en el caso de la primera). En este sentido, la excelente interpretación del actor es el centro de gravedad de una cinta cargada de tensión, con giros que van sorprendiendo a cada paso y donde el espectador se pregunta en todo momento si será capaz de cumplir su propósito o si realmente queremos que lo consiga. La dicotomía entre los recelos morales y la empatía que (ante nuestro horror) nos causa el protagonista convierte a “Hogar” en una cinta incómoda de ver, no tanto por lo que sucede, sino por lo que esperamos con interés mórbido que pase. Por otro lado, tenemos algunas tramas secundarias que dispersan la línea principal y que tampoco acaban de tener un gran desarrollo, quedando como episodios puntuales. Es verdad que pueden ser efectistas y ayudan a marcar la evolución psicológica del personaje, pero esto se podía haber integrado perfectamente en la trama principal sin necesidad de divagaciones (por ejemplo, todo lo concerniente al jardinero). 
La puesta en escena de los Pastor es elegante, estilizada, fría y calculadora (tal y como es su protagonista). En este sentido, los cineastas prefieres apostar por un ritmo pausado e ir desenredando poco a poco la trama, a dejarse llevar por un montaje frenético, en el que se confunda efectismo con contundencia. La fotografía de Pau Castejón se encarga de marcar las diferentes capas sociales por las que nos arrastra la historia, usando colores fríos, pero elegantes para ilustrar el éxito, y los colores cálidos, pero apagados, sucios, para definir el fracaso, la pobreza.
Como regreso de los Hermanos Pastor al formato de largometraje, “Hogar” invita al aplauso y la celebración. Esperemos que el éxito que está teniendo en la plataforma ayude a agilizar nuevos proyectos de los cineastas y que no tengamos que esperar siete años para ver su siguiente película.   

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