jueves, 8 de noviembre de 2018

“LA NOCHE DE HALLOWEEN”. MÁSCARA Y CUCHILLO


Cuando John Carpenter estrenó “La Noche de Halloween” en 1978, ya conocíamos a Norman Bates y a Leatherface, sin embargo, la creación de Michael Myers supuso el nacimiento oficial del slasher estadounidense. La cinta estableció las características básicas que luego definirían títulos como “Viernes 13”, “Pesadilla en Elm Street” o “Scream”: El asesino enmascarado, adolescentes iniciándose en el sexo, el uso de armas blancas (con simbología freudiana) y el eterno regreso del criminal. A excepción de la estimable “Sanguinario” (primera secuela, todavía con Carpenter vinculado a la franquicia), las ansias de explotar al personaje dio como resultado un conjunto de continuaciones a cada cual más nefasta que la anterior. Para celebrar el 30 aniversario de la película, Rob Zombie llevó a cabo su propia reinterpretación de la cinta original, sin embargo, el fracaso comercial de su (espléndida) secuela frenó esta nueva reencarnación de Michael Myers. Ahora, con motivo del 40 aniversario, la productora Blumhouse se embarcó en un proyecto nostálgico y revisionista. De nuevo con Carpenter (en calidad de productor y compositor) y recuperando a Jamie Lee Curtis como Laurie (y a Nick Castle como La Forma). Hasta ahora vinculado principalmente con la comedia, David Gordon Green se ha encargado de escribir (junto con otro cómico, Danny McBride) y dirigir esta secuela/reinicio que elimina de un plumazo todas las secuelas de la saga y toma únicamente en consideración los acontecimientos de la primera entrega. El resultado es una cinta plenamente respetuosa con la original, a la que llega incluso a replicar con algunos guiños de homenaje, con un tono crudo y nada complaciente, y un enfrentamiento ¿decisivo? entre asesino y víctima que juega a invertir los roles del gato y el ratón. La partitura de John Carpenter, ayudado por su hijo Cody y Daniel Davies devuelve esencia sonora a la película y la fotografía de Michael Simmonds remite al trabajo de Dean Cundey en la primera entrega y “Sanguinario”. La única transgresión de está en la una puesta en escena, donde Green prescinde del maravilloso uso del panorámico de Carpenter por una narrativa más actual, con cámara en mano y montaje picado. Aun así, ofrece algunos momentos muy inspirados, como la secuencia de la gasolinera, el primer crimen de Michael tras llegar a Haddonfield y todo el clímax final, verdaderamente emocionante. Los buenos resultados en taquilla y la máxima del género de que el asesino siempre regresa de la tumba auguran más noches de Halloween en el futuro. De momento, esta resurrección ha resultado satisfactoria. Habrá que ver que nos depara el futuro.     
     

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