Cuando John Carpenter estrenó “La Noche de Halloween”
en 1978, ya conocíamos a Norman Bates y a Leatherface, sin embargo,
la creación de Michael Myers supuso el nacimiento oficial del
slasher estadounidense. La cinta estableció las características
básicas que luego definirían títulos como “Viernes 13”,
“Pesadilla en Elm Street” o “Scream”: El asesino enmascarado,
adolescentes iniciándose en el sexo, el uso de armas blancas (con
simbología freudiana) y el eterno regreso del criminal. A excepción
de la estimable “Sanguinario” (primera secuela, todavía con
Carpenter vinculado a la franquicia), las ansias de explotar al
personaje dio como resultado un conjunto de continuaciones a cada
cual más nefasta que la anterior. Para celebrar el 30 aniversario de
la película, Rob Zombie llevó a cabo su propia reinterpretación de
la cinta original, sin embargo, el fracaso comercial de su
(espléndida) secuela frenó esta nueva reencarnación de Michael
Myers. Ahora, con motivo del 40 aniversario, la productora Blumhouse
se embarcó en un proyecto nostálgico y revisionista. De nuevo con
Carpenter (en calidad de productor y compositor) y recuperando a
Jamie Lee Curtis como Laurie (y a Nick Castle como La Forma). Hasta
ahora vinculado principalmente con la comedia, David Gordon Green se
ha encargado de escribir (junto con otro cómico, Danny McBride) y
dirigir esta secuela/reinicio que elimina de un plumazo todas las
secuelas de la saga y toma únicamente en consideración los
acontecimientos de la primera entrega. El resultado es una cinta
plenamente respetuosa con la original, a la que llega incluso a
replicar con algunos guiños de homenaje, con un tono crudo y nada
complaciente, y un enfrentamiento ¿decisivo? entre asesino y víctima
que juega a invertir los roles del gato y el ratón. La partitura de
John Carpenter, ayudado por su hijo Cody y Daniel Davies devuelve
esencia sonora a la película y la fotografía de Michael Simmonds
remite al trabajo de Dean Cundey en la primera entrega y
“Sanguinario”. La única transgresión de está en la una puesta
en escena, donde Green prescinde del maravilloso uso del panorámico
de Carpenter por una narrativa más actual, con cámara en mano y
montaje picado. Aun así, ofrece algunos momentos muy inspirados,
como la secuencia de la gasolinera, el primer crimen de Michael tras
llegar a Haddonfield y todo el clímax final, verdaderamente
emocionante. Los buenos resultados en taquilla y la máxima del
género de que el asesino siempre regresa de la tumba auguran más
noches de Halloween en el futuro. De momento, esta resurrección ha
resultado satisfactoria. Habrá que ver que nos depara el futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario