INTRODUCCIÓN
En 1987 hizo su primera aparición en pantalla una de las criaturas más aterradoras y sanguinarias del Séptimo Arte, el Depredador, una alienígena aficionada a la caza que suele visitar los lugares más cálidos del planeta en busca de presas humanas para su salón de trofeos. Con el paso del tiempo esta película se ha ido convirtiendo en un referente de culto tanto para el cine de acción, de ciencia ficción, como de terror, dando a su vez origen a una franquicia que incluye secuelas y spin offs, comics, videojuegos y merchandising de todo tipo.
“DEPREDADOR”. SANGRE, SUDOR Y MÚSCULOS
A pesar de la popularidad con la que cuenta incluso hoy en día, más de 20 años después de su estreno, “Depredador” no fue una película sencilla de hacer, y durante mucho tiempo nadie quiso apostar por ella. El guión original fue escrito en 1983 por los debutantes hermanos Jim y John Thomas. La idea de estos era fusionar su afición a la mitología y las leyendas repletas de monstruos ancestrales con su devoción por la caza, dándole un toque de ciencia ficción. Los Thomas enviaron su guión a varias productoras, pero ninguna les hizo caso, y el libreto permaneció en el limbo durante varios años hasta que cayó en manos del productor John Davis, quien se quedó prendado de la historia. En ese momento la FOX estaba buscando material que ofrecer a Arnold Schwarzenegger para que protagonizara una nueva película de acción, y el guión de los Thomas parecía el más indicado para el actor austríaco. A su vez la FOX encargó la producción al propio Davis, y a otros dos productores estrella del estudio, Joel Silver y Lawrence Gordon.
Davis convenció al estudio para ceder el puesto de director a un realizador prácticamente desconocido llamado John McTiernan, quien acababa de llamar la atención gracias a una sugestiva película de terror atmosférico llamada “Nómadas”. Por su parte, Silver intentó que Shane Black, guionista con el que acababa de trabajar en “Arma Letal”, puliera el guión original. Algo a lo que Black se negó en un principio, por lo que Silver en su lugar le ofreció un papel como actor, interpretando a uno de los miembros del comando de Élite de Schwarzenegger. La idea del productor era llevarse a Black a la selva para allí convencerle de que también reescribiera el guión. Al final Black contentó a Silver, aunque apenas hizo variaciones sobre el libreto inicial.
McTiernan y Schwarzenegger enseguida hicieron buenas migas y juntos idearon un enfoque para la película rebosante de testosterona. El actor llevaba tiempo buscando la posibilidad de rodar una película bélica coral, que reuniera un reparto de actores rudos y fornidos, y ésta era la oportunidad perfecta. A parte del protagonista de “Conan, el Bárbaro”, “Terminator” y “Commando”, la película contó con Carl Weathers (famoso por su papel de Apollo Creed en la serie “Rocky”), Jesse Ventura (un exvoina verde y profesional de lucha libre), Bill Duke (quien ya había coincidido con Schwarzenegger en “Commando”), Sonny Landham (un agresivo y problemático actor quien en todo momento estuvo acompañado por un guardaespaldas cuya función era impedir que provocase una pelea o dañase a alguien del rodaje), Richard Chaves (el hispano del equipo visto previamente en títulos como “Único Testigo”), y el ya mencionado Shane Black.
El toque femenino lo puso Elpidia Carrillo, como la única que tiene conocimiento previo de qué puede ser la criatura que está matándolos a todos. Curiosamente en esta ocasión la introducción de un personaje femenino no supone el desarrollo de una subtrama amorosa (aunque en algunos planos se pueda apreciar a la actriz lanzando algunas tímidas miradas al personaje de Schwarzenegger), de hecho, el resto de los personajes están demasiado ocupados midiéndose los músculos y afeitándose en seco como para fijarse en ella.
Para el papel del Depredador inicialmente se contrató a Jean Claude Van Damme, pero el actor belga abandonó el rodaje a los dos días, desencantado de que durante la mayora parte del metraje de la película se le iba a tapar con el efecto especial de camuflaje que utiliza su personaje. A partir de ese momento el traje del alienígena pasó a ser ocupado por Kevin Peter Hall, actor de grandes dimensiones que conseguió así uno de los principales papeles de su carrera, el otro fue el de Bigfoot en “Harry y los Henderson”, estrenada ese mismo año. Además, a Hall se le puede ver fugazmente sin maquillaje al final de la película como piloto del helicóptero que rescata a Schwarzenegger tras la detonación de la bomba del Depredador.
Los principales problemas que tuvo la producción de la película vinieron del aparado de efectos especiales. En un principio costó bastante encontrar la apariencia definitiva de la criatura, siendo diseñada de manera definitiva por Stan Winston cuando el rodaje ya estaba bastante avanzado. Para ello el experto en efectos especiales y maquillaje se basó en la referencia a un guerrero rastafari que le había dado Joel Silver y algunas ideas cortesía del director James Cameron (con el que había trabajado en “Terminator”), como la forma de las mandíbulas. También la creación del efecto de camuflaje dio problemas, debido a que las primeras pruebas ofrecían una imagen plana de la figura del depredador, así como la visión calorífica, ya que la idea de los productores era utilizar cámaras de calor reales, pero las altas temperaturas de la selva mexicana hacía que no hubiese mucho contraste de colores, por lo que al final se tuvieron que falsear esos planos. Ese mismo calor fue perjudicial para los actores, especialmente para Kevin Peter Hall, quien estuvo cerca de la deshidratación embutido en su traje de Depredador.
La película va despojando poco a poco a los personajes de cualquier elemento civilizador, para acabar convirtiendo al superviviente (Schwarzenegger, evidentemente) en un ser tribal que emplea como única arma la naturaleza para enfrentarse al cazador. Esto mismo sucede con la criatura, que en última instancia, también abandona todo su armamento alienígena, para echar un mano a mano con su presa. Todo esto acompañado por un enérgico sentido de la violencia orquestado por McTiernan y con el apoyo sonoro de una mítica partitura obra de Alan Silvestri.
Cuando la película se estrenó fue un extraordinario éxito comercial, empujando aún más a Schwarzenegger hacia el estrellato y convirtiendo a John McTiernan en uno de los más exquisitos directores de cine de acción de Hollywood. Sin embargo, la inevitable secuela tardó tres años en llegar a las pantallas. Curiosamente, a pesar de los buenos resultados económicos, la FOX no estaba muy segura de querer continuar con la historia, y no fue hasta ver la buena acogida que estaban teniendo los comics sobre el personaje que estaba publicando Dark Horse que Joel Silver logro convencer a los ejecutivos para que dieran luz verde al proyecto.
“DEPREDADOR 2”. SELVA DE CEMENTO
El guión de la segunda parte volvió a caer en manos de los hermanos Thomas, quienes trasladaron la acción de la jungla mexicana a las calles de Los Ángeles, La idea era recuperar a parte del equipo original y devolver a Arnold Schwarzenegger el protagonismo de la historia. Esta pretensión empezó a descarriar cuando John McTiernan abandonó el barco para subirse al submarino de “La Caza del Octubre Rojo”. Los retrasos en la producción de la secuela acabaron afectando también a la incorporación de Schwarzenegger quien, para cuando se cerraron las fechas de rodaje, ya se había comprometido con “Poli de Guardería”.
Sin director y sin protagonista, los productores se fijaron en el joven realizador Stephen Hopkins, quien había sorprendido a Joel Silver con su película “Juegos Peligrosos” y estaba en ese momento encargándose de la quinta parte de “Pesadilla en Elm Street”. Hopkins se incorporó a la producción aportando algunas ideas, como por ejemplo la larga secuencia del tiroteo inicial o el ataque del Depredador en el metro, dos de los mejores momentos de la película. Como actor se escogió a Danny Glover, conocido gracias a su papel de Murtaugh en “Arma Letal”. Junto a él se quiso reunir a otro grupo de actores de fuerte personalidad, como María Conchita Alonso, Rubén Blades, Robert Davi, Gary Busey o Bill Paxton, repitiendo Kevin Peter Hall en su papel del Depredador.
Para la estética de la película Joel Silver quiso introducir un diseño de producción retrofuturista. La historia se desarrollaba en un futuro cercano, por lo que en algunos aspectos se exageraron características de la sociedad de principios de los 90, como los problemas de tráfico y superpoblación, la amenaza del efecto invernadero o la violencia callejera de las bandas de traficantes. Por otro lado, siguiendo la línea de títulos como “Blade Runner” se dio al vestuario de los actores y al decorado un cierto toque clásico, con referencia específica al film noir.
Pese a los esfuerzos, “Depredador 2” resultó una secuela muy inferior a la cinta de John McTiernan. Hopkins no supo sacarle partido a algunas secuencias que, en otras manos más diestras, podían haber resultado espectaculares pero que en la película quedaron un tanto deslavazadas. El reparto de actores tampoco terminó de cuajar, no existiendo ese sólido sentido de camaradería que sí había en la primera. Esto propició que fuera masacrada por la crítica y el público en el momento de su estreno, una recepción exagerada (pese a todo, la película no resulta tan desastrosa como se le llegó a achacar), pero que vino determinada principalmente por las altas expectativas que había generado como continuación de una cinta de culto. Al final esta secuela se mantiene en el recuerdo principalmente por el guiño a la serie Alien, con la aparición fugaz de un cráneo de un xenomorfo en la sala de trofeos del Depredador.
“ALIENS vs DEPREDADOR”. 1+1 NO SIEMPRE ES IGUAL A 2
Esta referencia que empezó como una broma privada a otra de las franquicias de la FOX pasó a convertirse en el futuro de ambas criaturas, que a partir de entonces estuvieron destinadas a enfrentarse en dos películas producidas en 2004 y 2007, y cuyos resultados artísticos fueron francamente penosos.
La primera entrega de este Mash Up estuvo dirigida por Paul W. Anderson, un cineasta acostumbrado a entretenimientos de acción donde fusiona la estética de videoclip con el mundo de los videojuegos. La película presentaba algunos guiños cinéfilos a los espectadores, sobre todo a la franquicia Alien, como la presencia de Lance Herricksen (el androide Bishop de “Aliens, el Regreso”) o el hecho de que el papel protagonista recayera en una mujer de fuerte carácter (siguiendo los pasos de la Teniente Ripley). Sin embargo, es inevitable darse cuenta de las inconsistencias del guión (desde la misma base, como ambientar la acción en el Ártico, cuando siempre se ha recalcado que las visitas de los Depredadores son en zonas calurosas). Anderson da un cierto ritmo a la acción, pero evidentemente tampoco llega a la artesanía de McTiernan, quedando todo como un mero entretenimiento vacuo y simplista, donde el choque entre las dos criaturas queda un tanto descafeinado.
Pese a las deficiencias de la película, “Aliens vs Depredador” se convirtió en el episodio más taquillero de ambas franquicias, avalando de manera inmediata una secuela. En esta ocasión, se buscó nuevamente llevar la acción a territorio civilizado, concertando la cita entre el xenomorfo y el cazador en un pequeño pueblo estadounidense. La dirección de la película fue llevada a cabo por los hermanos Strause, hasta entonces encargados de efectos especiales en títulos como “Terminator 3. La Rebelión de las Máquinas”, “Constantine”, las dos secuelas de “Los Cuatro Fantásticos” o “300”. El arranque de la cinta, con el contundente asesinato de un padre y un niño que están cazando en el bosque parecía augurar una película más violenta que la anterior, pero pronto ese breve hálito de esperanza se esfumó por culpa de unos personajes carentes de personalidad, unas situaciones absolutamente inverosímiles y grotescas o incluso la desvirtuación de las características de las dos criaturas (¿acaso el Depredador de la película puede ser más torpe y estúpido de lo que ya es? Por no hablar de ese vergonzoso Predalien y la ridícula secuencia en la que inocula sus crías en una mujer embarazada).
El público salió horrorizado de esta secuela y el estudio se dio cuenta de lo cerca que estaban de matar a la Gallina de los Huevos de Oro. Era el momento de regresar a los orígenes y romper el binomio formado por el Alien y el Depredador. Para la primera franquicia, la FOX ha convocado al cineasta primigenio, Ridley Scott, quien está preparando dos precuelas a su clásico de 1979. Pero han sido los Depredadores quienes han tomado ventaja, con la presentación este verano de “Predators”, con la que también se ha buscado recuperar el estilo de la cinta original.
“PREDATORS”. DEJA VÚ
Lo cierto es que el proyecto de esta película viene de atrás, del año 1994, cuando la FOX, en vista de la pobre recepción de “Depredador 2”, hizo su primer intento por reflotar la franquicia. Para ello se pusieron en contacto con uno de los cineastas prometedores de aquel momento, Robert Rodríguez, y le solicitaron un guión que obviara la existencia de la desprestigiada secuela. Rodríguez presentó un libreto ambicioso en lo que a presupuesto se refería, con la presentación de diferentes clanes de Depredadores en un planeta extraterrestre. El alto coste de la producción hizo que FOX prefiriera dar carpetazo al proyecto y Rodriguez pasó a dirigir “Desperado”.
15 años más tarde, este mismo guión fue recuperado por el estudio mientras buscaban fórmulas para reactivar la serie. Tras una nueva reunión con Robert Rodríguez para ver si estaba dispuesto a recuperar su puesto como director en la franquicia, se decidió que éste se encargara de las labores de producción, asignándose la realización de la película al cineasta húngaro Nimród Antal (“Kontrol”, “Habitación sin Salida”, “Blindado”), con una revisión del libreto a cargo de Alex Litvak y Michael Finch.
El argumento nos presenta a un grupo de peligrosos personajes de diferente procedencia que han sido escogidos uno a uno por los depredadores y abandonados en un planeta selvático para servir de presa en su juego particular. Si en la primera película de “Depredador” nos encontrábamos con un equipo de soldados perfectamente integrado, aquí los protagonistas deben aprender a superar las desconfianzas que existen entre ellos y trabajar en equipo para poder sobrevivir.
El papel de líder recae de manera casi inmediata en el estadounidense Royce (un fornido Adrien Brody, intentando emular a Arnold Schwarzenegger), quien prefiere ir por libre y no tener que cargar con la responsabilidad de cuidar de un grupo de desconocidos. Por su parte, el eje moral lo establece Isabelle, una experta francotiradora de las fuerzas especiales Israelíes a la que da vida la brasileña Alice Braga (vista en “Ciudad de Dios” o “Soy Leyenda”, y que aquí recoge el testigo de la mexicana Elpidia Carrillo y la cubana María Conchita Alonso). Otros papeles destacados son el soldado ruso Nicolai, veterano de Chechenia (interpretado por Oleg Taktarov), el enigmático Doctor Edwin (Topher Grace) y el superviviente Noland (un Laurence Fishburne a medio camino entre el Tim Robbins de “La Guerra de los Mundos” y el Gollum de “El Señor de los Anillos”).
“Predators” pretende no caer en los errores de las secuelas anteriores, por lo que, lejos de querer innovar la fórmula, prefiere ajustarse lo máximo posible al modelo de la cinta original, con la notable pérdida de originalidad que ello entraña. Nimród Antal ofrece una enérgica puesta en escena, basada en el suspense durante los primeros minutos de metraje (cuando los personajes intuyen, pero aún no saben que están siendo espiados por los Depredadores camuflados entre los árboles) y en la acción contundente del tercio final. Sin embargo, todo en ella sigue a pies juntillas el estilo de John McTiernan (a veces incluso de manera innecesaria ya que parte del conocimiento previo del espectador), y el guión no oculta, sino más bien se regodea, en la repetición de secuencias, como la caída por el acantilado, el camuflaje de barro para evitar la visión calorífica de los cazadores o el enfrentamiento final entre Royce y el Depredador. Los únicos aspectos en los que “Predators” se aleja de su referente es en la presentación de los “perros de presa” y de las dos razas de Depredadores, así como todo el episodio dedicado a la figura de Noland, aunque éste último, precisamente por su naturaleza de elemento ajeno, se inserta de manera un tanto forzada en el conjunto de la película.
Tras el fallecimiento de Stan Winston en 2008, las labores de diseños de las criaturas y el maquillaje fueron a parar a otros dos destacados veteranos, Howard Berger y Greg Nicotero, quienes ya habían participado (aunque en el caso de Nicotero de manera no acreditada) en la producción del “Depredador” inicial. En su trabajo, más que la creación de las criaturas, destaca especialmente el modo en el que se distinguen las dos razas de cazadores, el Predator original y los Berserker, más aterradores, crueles e irrespetuosos con el código de la caza (su líder se distingue por llevar una mandíbula asida a su casco).
En el apartado musical, la FOX quiso volver a contar con el compositor de los dos títulos anteriores de la franquicia en solitario, Alan Silvestri, pero el compromiso de éste con “El Equipo A” impidió el reencuentro, dejando vía libre a John Debney (“La Isla de las Cabezas Cortadas”, “La Pasión de Cristo”). Este músico se basó en la partitura original, reiterando sus principales leitmotivs, para generar una composición de acción constante, que aporta a las imágenes una sensación inmutable de amenaza a lo largo de toda la película, pero que, precisamente por ese valor incesante, acaba saturando la acción y al espectador (una característica habitual en la carrera de este compositor, como pudimos comprobar también recientemente en otro de sus estrenos de este verano, “Iron Man 2”).
La cercanía de “Predators” con el primer título de la serie, lo previsible de su desarrollo, como repetición de una fórmula y como ejercicio de estilo, puede tener cierto atractivo para el espectador nostálgico que quiera recrear aquel título clave de los años 80, sin llegar exactamente al territorio del remake, sin embargo, tanto servilismo acaba convirtiendo a esta nueva secuela en un título baldío y sin identidad propia.
CONCLUSIÓN
De momento, a falta de cifras definitivas, podemos apreciar que la recepción de “Predators” ha sido bastante irregular. No ha funcionado mal en taquilla (al menos ya ha recuperado su inversión), pero ha quedado lejos de conseguir los números esperados. Las críticas también han sido encontradas, para algunos se trata de la secuela más acertada de la franquicia (aunque sin superar a la original), para otros, un nuevo despropósito de la FOX que no ha sabido tratar a este carismático personaje como se merece. Todo esto deja en el aire la posibilidad de una nueva continuación, ¿aprovechará el estudio el final abierto de esta entrega, probará suerte con una fórmula o se contentará con los réditos que la franquicia les deja en otros apartados, como los videojuegos o las figuras de coleccionista?
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