INTRODUCCIÓN
El pasado 8 de agosto fallecía a los 84 años de edad Patricia Neal, actriz de trágica vida (los diferentes avatares de su vida inspiraron en 1981 un biopic televisivo, “The Patricia Neal Story”, con Glenda Jackson como protagonista y Dirk Bogarde como su esposo, el famoso escritor Roald Dahl), recordada por sus papeles en películas como “El Manantial” (donde conoció a Gary Cooper, con quien mantuvo una apasionada relación), “Desayuno con Diamantes”, “Hud” (por la que ganó el Oscar a Mejor Actriz en 1964) o “Primera Victoria”. Sin embargo, para muchos, por encima de estos papeles, Neal será siempre la Helen Benson de “Ultimátum a la Tierra”, uno de los títulos más destacados de la ciencia ficción cinematográfica. En homenaje a esta actriz, en Adivina Quién Viene al Cine hemos querido recordar este clásico de la ciencia ficción, cuya fusión de un contexto histórico y social realistas (la paranoia de la Guerra Fría) con elementos fantásticos (la visita de una nave extraterrestre que viene a avisarnos de lo peligroso de nuestra propia sed de autodestrucción) la convirtieron en una cinta marcada por la situación de la época, pero al mismo tiempo tremendamente anticipatoria de lo que estaba por llegar.
ORÍGENES
El verdadero despertar de la ciencia ficción, lo que se denomina su edad de oro, lo podemos encontrar a finales de la década de los 30 del siglo XX. Por estas fechas empiezan a proliferar diferentes revistas de corte fantástico donde nuevos autores van a plantear las bases del género, al mismo tiempo que se consigue ganar el aprecio del público. Fue en octubre de 1940 que la revista Astounding Stories publicó el relato de apenas 12 páginas, titulado “El Amo Ha Muerto”, escrito por Harry Bates, que sirvió de base para “Ultimátum a la Tierra”. Los derechos cinematográficos del cuento de Bates fueron adquiridos por la Twentieth Century Fox en 1950 y pronto se encargó al guionista Edmund North la elaboración del libreto, destinando a este proyecto un módico presupuesto que rondaba entre 960.000 y 1.200.000 dólares.
El guión de North, lógicamente, tuvo que desarrollar la historia original, pero mantuvo algunos elementos, como el carácter benévolo de la visita de los extraterrestres, la presencia del robot, que cambiaba su nombre de Gnut a Gort, o la muerte de Klaatu a manos de los humanos y su posterior resurrección. Sin embargo se potenció un discurso crítico con el uso de la energía atómica para fines militares y destructivos. Las atrocidades que tuvieron lugar durante la Segunda Guerra Mundial y el impacto que supuso la explosión de las bombas en Nagasaki e Hiroshima habían llevado a la sociedad a un sentimiento de desconfianza por el futuro de la humanidad. Esto quedó reflejado en la visión del mundo que ofrecía el género de ciencia ficción, siendo “Ultimátum a la Tierra” uno de los principales ejemplos.
LA PELÍCULA
El director escogido para llevar esta historia a la pantalla fue Robert Wise, un reputado artesano del cine, acostumbrado a dirigir películas de serie negra, y que posteriormente dio a la historia del cine títulos como “Marcado por el Odio”, “West Side Story”, “Sonrisas y Lágrimas”, “The Haunting” o “Star Trek”. Wise enfocó la puesta en escena desde un punto de vista realista, de manera que más que enfatizar los elementos de ciencia ficción se esmeró en reflejar de la manera más fidedigna el Washington de la época, para dar credibilidad al componente crítico de la historia.
Tal y como hemos comentado, uno de los apartados que distinguió a esta película de otros títulos de ciencia ficción de la época fue el carácter del visitante, Klaatu, quien acude a la Tierra con una finalidad pacífica y preocupado por el camino que estaba tomando la humanidad. El personaje estaba interpretado por el actor Michael Rennie, aunque previamente para el papel se había pensado en actores más conocidos (Claude Rains o Spencer Tracy). Elementos como que el personaje adoptara el nombre de Carpenter (“carpintero” en inglés) durante su periodo de incógnito, o que resucitara tas su muerte han hecho que varios críticos hayan querido ver en la cinta un trasfondo religioso, con Klaatu como nuevo mesías, enviado desde el cielo para redimir a la humanidad. Sin embargo, esta idea no estaba en la cabeza de los creadores de la película, como confirmó posteriormente Robert Wise, quien confesó no haberse dado cuenta de estos aspectos hasta que fue puntualizado por la crítica.
En su exploración de la sociedad de la época, Klaatu, conoce a Helen Benson y a su hijo Bobby, quienes mostrarán al visitante diferentes aspectos de la raza humana. La amabilidad de Helen y la inocencia de Bobby abren un nuevo mundo a Klaatu, alejado de esa imagen de miedo, odio e irracionalidad que parece imperar en toda la sociedad.
Otro personaje destacado de la historia es el androide GORT. Para el robot hacía falta una estética que resultara amenazante y se pensó buscar un actor de grandes dimensiones que pudiera encarnarlo disfrazado con un traje de goma-espuma. Sin embargo esto conllevó varios problemas. Tras mucho buscar se contrató a Lock Martin, quien realmente no era un actor, sino el portero del Teatro Chino de Hollywood. Martin medía más de dos metros, pero no estaba en muy buena forma, por lo que el rodaje de las escenas de Gort fue muy complicado.
Para las escenas en las que tiene que llevar a Klaatu en brazos, se tuvo que preparar unos muñecos a escala y ligeros, ya que Martin no podía con el peso de Michael Rennie. Martin tuvo también problemas con el traje. Éste no tenía respiración, por lo que no podía permanecer mucho tiempo dentro. Además se tuvo que construir dos versiones, una con la cremallera detrás, para los planos de frente y otro con la cremallera delante para los planos de espaldas, lo que suponía también cortar el plano cada vez que Gort cambiaba de posición. Para los primeros planos del robot disparando desde la abertura de su casco se construyó una cabeza postiza con unas bombillas especiales en su interior que simulaban ser lásers.
Si Klaatu representaba la razón y el entendimiento, Gort era el aparato militar, con la misión no sólo de proteger a su amo, sino también destruir a la humanidad si esta no entraba en razón. Resulta por lo tanto revelador que una vez el robot inicia su proceso de destrucción, no es la voz de la razón (Klaatu), quien le detiene, sino la de Helen, el personaje que representa la compasión y la bondad.
La película cierra con un aviso, con ese ultimátum que anuncia el título. A través de un discurso, Klaatu advierte a la humanidad de que en su doble naturaleza radica su salvación y su destrucción. En su estancia en La Tierra ha sido testigo de la bondad y la inocencia de sus habitantes, pero también de la violencia ciega que les domina ante aquello que desconocen o con lo que no están de acuerdo. Es por lo tanto nuestra responsabilidad actuar del modo correcto, no sólo para nuestra supervivencia, sino también para la convivencia ordenada con el resto del universo.
REFERENTE CINEMATOGRÁFICO
En el momento de su estreno el 18 de septiembre de 1951, “Ultimátum a la Tierra” obtuvo un éxito moderado, pero pronto el interés del público por la historia y sus personajes fue aumentando, convirtiéndose en un referente cinematográfico. Esta devoción hacia la película predispuso a toda una generación de futuros directores que años más tarde evidenciarían esta influencia.
Autores como Steven Spielberg (con “E.T. El Extraterrestre” o “Encuentros en la Tercera Fase”), John Carpenter (con “Starman”), James Cameron (con “Abyss”), nos presentarían historias donde los extraterrestres llegan a nuestro planeta con fines pacíficos y amistosos, preocupados incluso por el lado autodestructivo de la humanidad. En otras ocasiones, hemos podido ver guiños directos a momentos clave de la película, como por ejemplo, la referencia explícita a la frase “Klaatu barada nikto” (la orden que el personaje de Helen da a Gort para evitar que desate todo su poder) que hizo el director Sam Raimi en su película “El Ejército de las Tinieblas”. También la música de Bernard Herrmann y su uso del Theremin ha sido ampliamente imitado, e incluso parodiado, en títulos como “Mars Attacks”, donde la partitura de Danny Elfman no oculta su devoción hacia esta composición.
REMAKE
57 años después del estreno de “Ultimátum a la Tierra”, se estrenaría un remake perpetrado por Hollywood, con Keanu Reeves en el papel de Klaatu y modificando el contexto atómico original por un mensaje medioambiental. Si bien sus primeros 30 minutos consiguen trasmitir al espectador esa sensación de paranoia y suspense hacia la llegada de la esfera que trae al visitante a nuestro planeta, la cinta va perdiendo fuerza e interés, convirtiéndose en un escaparate de efectos especiales artificiosos que distraen la atención de espectador del verdadero núcleo central del argumento, derivando todo en un clímax final precipitado y carente del valor humanista que sí poseía la versión de 1951.
En el apartado interpretativo, Jennifer Connelly cumple con su papel, aunque se trata de una actriz merecedora de papeles con más entidad, y las presencias de Kathy Bates y John Cleese (éste último en uno de sus poco habituales papeles serios) dan un cierto caché al reparto. Sin embargo, la insistencia de Keanu Reeves en una interpretación inexpresiva e hierática que resta emotividad y cercanía al personaje de Klaatu, y la presencia de Jaden Smith, hijo de Will Smith, más interesado en poner morritos y lucir rizos que en interpretar su papel, marcan dos de los puntos más bajos de este remake.
CONCLUSIÓN
Tal vez “Ultimátum a la Tierra” en su versión de 1951, con su carácter discursivo y unos efectos especiales que han sido superados ya por la industria, pueda suponer una cinta difícil para las nuevas generaciones acostumbradas a películas más directas y de ritmo más trepidante, sin embargo, es en este aparente anacronismo donde radica, ya en pleno siglo XXI, la mayor importancia y validez de una cinta que abogaba por que el futuro de la humanidad estuviera determinado por el entendimiento y la razón, y no por el odio y la guerra. Sea para hablar de la Guerra Fría, del Miedo Atómico o de la destrucción del Medioambiente, se trata de una historia que sigue predicando por la esperanza en la raza humana.
La verdad es que ví por primera vez éste clásico el mismo año que el remake, pero antes de estrenarse. Desde luego el original, con sus 57 años de historia sigue siendo más emotivo, bien planteado y mucho mejor ambientado que el remake. Se conecta y empatiza con Klaatu poco a poco, según él mismo va descubriendo las cosas por las que La Tierra merece una oportunidad. Con Keanu daban ganas de que destruyeran el planeta, la verdad, porque no se consigue transmitir ningún valor y con la actuación de niño repelente del hijo de Will Smith daban más ganas aún. No sé si en su V.O. original el chico quedaba tan vomitivo, pero vamos, su actuación como bien comentas parece más una pose que eso, una actuación.
ResponderEliminarOjalá las nuevas generaciones pudieran y quisieran apreciar este tipo de obras. Yo mismo veo con tristeza como clásicos de mi niñez (los 80) están siendo destrozados a traición por remakes innecesarios. Recuerdo cuando una vez en casa le puse a mi hermana, por aquel entonces de 12 años, Enemigo Mío y decirme que le había gustado. No es una gran película que haya pasado a la historia, pero su argumento, ritmo y profundidad no es la que impera en estos días. Ahora ya con 14 que tiene, anda perdida en cosas como Crepúsculo, como adolescente que es ha caído en el gusto de las masas. Quizás algún día recupere "la cordura".
Un saludo.