miércoles, 16 de junio de 2010

“SEXO EN NUEVA YORK 2”. ¿IRRESPONSABILIDAD SOCIAL O SIMPLE GILIPOLLEZ?


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1. INTRODUCCIÓN
Entre secuelas, adaptaciones de comics, de videojuegos, remakes y revisiones de mitos populares, en nuestra cartelera sólo faltaba la versión cinematográfica de alguna serie de televisión. En el caso de “Sexo en Nueva York 2” nos encontramos por un lado con una segunda parte y por otro la continuación de la que fuera una serie de referencia de los comienzos de este nuevo siglo.
2. “SEXO EN NUEVA YORK”. LA SERIE
Candace Bushnell at Waterstones
“Sexo en Nueva York” nació de la pluma de la periodista Candice Bushnell, quien, al igual que la protagonista de la serie o las películas, Carrie Bradshaw, se dedicaba a escribir una columna titulada “El Sexo y la Ciudad”, donde analizaba diferentes aspectos sobre la mujer de finales del siglo XX. Este material fue recopilado en forma de libro, obteniendo un gran éxito a nivel internacional.
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Con semejante material de partida, el productor Darren Star (guionista de series como “Sensación de Vivir” o “Melrose Place”) pensó que era el momento ideal para abrir nuevas vías en el terreno televisivo, con una serie que abordaran temas adultos de manera desinhibida e inteligente. La cadena que respondió al llamamiento de Star fue HBO, logrando así convertirse en una de las pioneras en el cambio radical que observó la televisión estadounidense a finales de los 90, y del que aún hoy en día estamos observando sus efectos.
darren star patrck king
Para el espectador de finales del siglo XX, “Sexo en Nueva York” significó una ruptura con respecto a todo lo que se hacía hasta ese momento. Es cierto que tenía tendencia a la frivolidad y la horterada, pero bajo esa capa de superficialidad se encontraban guiones ágiles, audaces, que sabían poner el dedo en la yaga y hablar de temas de actualidad sin pelos en la lengua. En este sentido, uno de los principales aliados de Darren Star ha sido Michael Patrick King, principal guionista de la serie y director de varios episodios, así como artífice de las dos versiones cinematográficas. Cada capítulo ofrecía una imagen liberada e independiente de la mujer (o más bien mujeres, ya que Carrie, Samantha, Miranda y Charlotte representan diferentes modelos de femineidad) y, si bien no todas las espectadoras femeninas tenían porqué identificarse con alguna de las protagonistas, muchos de los temas que se trataban (salvando distancias culturales y/o sociales) daban voz a conflictos cotidianos, al mismo tiempo que se echaban abajo falsos mitos. No se trataba tampoco de un show moralista, ya que cada personaje aportaba una perspectiva diferente al problema, dejando en manos del público la elección de con qué versión se quedaban.
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Cuando la serie finalizó, se buscó dar un cierre aparentemente conclusivo (aunque ya con promesa de continuidad en las salas de cine). Las cuatro protagonistas encontraban la estabilidad sentimental y profesional que a lo largo de seis temporadas habían estado buscando, sin embargo, no por ello renunciaban a su propia individualidad. En el terreno amoroso, sus respectivas parejas resultaron ser aquellos que supieron aceptarlas tal y como eran.
3. “SEXO EN NUEVA YORK”. EL SALTO A LA GRAN PANTALLA
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El salto a la gran pantalla debía haberse producido de manera inmediata al cierre de la serie, sin embargo, la falta de acuerdos económicos con las actrices (especialmente con Kim Cattrall, cuyas malas relaciones con Sarah Jessica Parker son legendarias, así como la competitividad que hay entre ellas) paralizó la producción. Fue tras ver que sus respectivas carreras no evolucionaban más allá de “Sexo en Nueva York” que las principales estrellas decidieron tragarse el orgullo y volver a los personajes que le había proporcionado sus mayores éxitos.
rodaje boda
El tema central de este cambio de formato debía ser de alto voltaje, y nada mejor que escenificar la boda de la protagonista con quien fuera su amor evasivo, Mr. Big (Chris Noth). Desgraciadamente, este nuevo paso no pareció resultar muy favorable. En el mejor de los casos, podríamos clasificar el guión de la película como un capítulo flojo de la serie, sin embargo, la gran decepción no fue sólo que el libreto no estuviera a la altura, sino que en general toda la película se dedicaba a dinamitar aquellos aspectos que habían hecho especial a la serie de televisión. Darren Star y Michael Patrick King se olvidaron de las cargas de profundidad con las que se desmitificaba la figura femenina y regresaron a aquella imagen tan arquetípica de que el gran anhelo de toda mujer es encontrar el amor, casarse y ser madre: Los años de rebeldía de “Sexo en Nueva York” tirados por el desagüe de un solo plumazo. A cambio se mantenía toda la frivolidad y el escaparate de marcas de moda de la serie, convirtiendo a la película en un costoso publirreportaje a mayor gloria de Vivianne Westwood, Chanel, Gucci, Manolo Blahnik, Gilles Montezin, Louis Vuitton o H Stern.
4. “SEXO EN NUEVA YORK 2”. LA SECUELA
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“Sexo en Nueva York. La Película” no obtuvo buenos comentarios de la crítica o del público, sin embargo, sí fue un gran éxito de taquilla. Para los más esperanzados, el desengaño causado podía deberse a un mero traspié, los nervios por pasar a un formato mayor, o simplemente un cierto agarrotamiento después de varios años alejados todos los miembros del equipo de las características que convirtieron a la serie en un hito de la televisión. Si bien no se había perdido el favor de su público, la secuela debía hacer una apuesta mayor para superar los recelos creados.
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Para esta segunda historia, se buscó como tema principal el enfriamiento del matrimonio entre Carrie y Big, así como el reverso tenebroso de algunos de los sueños de toda la vida del resto de las protagonistas. Charlotte descubre que ser madre no es algo tan esplendoroso como ella se había imaginado, mientras que Miranda es infeliz por su dedicación a una empresa que no la respeta profesionalmente ni tiene en cuenta sus sacrificios personales. Finalmente, a través de Samantha se introduce otro tema clave, la llegada de la menopausia. Si en la primera parte, las cuatro amigas viajaban a México para evadirse de los problemas que les aguardaban en Nueva York, en esta ocasión el destino es más lejano, un hotel gran lujo en Abu Dhabi.
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Sobre el papel, este planteamiento parecía prometedor, sin embargo, no sólo no ha sido bien aprovechado en la película, sino que también se ha llegado al extremo de convertir a los personajes en vulgares y grotescos estereotipos de sí mismos (especialmente, como veremos a continuación, en el caso de Samantha). Por si esto no fuera suficiente, nos volvemos a encontrar con una puesta en escena plana e impersonal (en otro tiempo hubiésemos dicho televisiva, pero afortunadamente la televisión estadounidense cada vez tiene menos de lo que avergonzarse y más de lo que presumir ante las producciones de Hollywood) por parte de Michael Patrick King. Resulta triste que hayan desplazado toda la producción a Marruecos durante seis semanas para que después el resultado luzca tan anodino y artificioso en pantalla.
Sex and the City 2
El choque cultural que supone estas vacaciones da pie a algunas de las situaciones más bochornosas e inverosímiles que jamás hemos presenciado los fans de la serie. Una cosa es ser trasgresor y otra muy diferente irrespetuoso con otras culturas. ¿Cómo puede ser que cuatro mujeres cultas y sofisticadas, socialmente bien situadas en Nueva York, pasen a comportarse como pueblerinas en Oriente Próximo? Es más, en el caso concreto de Samantha, da la impresión de que el guión de Michael Patrick King se olvida de que, ante todo, es una gran profesional, y como tal resulta incongruente que una relaciones públicas de su caché no sepa actuar de acuerdo a las costumbres de su país anfitrión, o que se comporte de manera tan bufonesca como en su desaforado enfurecimiento final en el Zoco.
modelitos desierto
Otro ejemplo del nivel de absurdo que alcanza la cinta lo tenemos en el desfile de modelitos en el desierto (por muy chic que sean, ¿qué clase de chiflada es capaz de pensar que esa vestimenta es la más adecuada para dar un paseo en camello?). Y es que una vez más parece que el principal interés no es seguir desarrollando las vidas de estos personajes u ofrecer elementos verosímiles y realistas (como sí sucedía en la serie), sino verlas pasearse con diseños de las principales marcas de moda. Así, la forma en que la película presenta a las mujeres de Oriente Próximo, con esa moda de alta costura oculta bajo el chador que las cubre, da pie una vez más a escenas que pretenden ser trasgresoras, pero que apenas sobrepasan la calificación de ridículas.
Sex and the City 2
Tampoco resulta muy convincente el modo en el que han querido reflejar en la película el efecto de la crisis económica en Estados Unidos. Ya en un primer estadio de la producción, se produjo la eclosión de la crisis financiera, y los productores anunciaron que esta hecatombe iba a servir de punto de partida para la secuela. Esto parecía abogar por un regreso a temas de cierta enjundia y la evolución de la serie de acuerdo a los cambios reales producidos en la sociedad. Sin embargo, el continuo escaparate y ostentación de un nivel de vida lujoso, apostillado con unas supuestas restricciones económicas de las protagonistas (que aún así no dudan en seguir visitando las tiendas y los restaurantes de moda de Nueva York), ya no es que resulte ridículo, es que llega a ser insultante. ¿Acaso nos tenemos que congraciar con Carrie y Big porque ahora viven en un apartamento más pequeño (pero aún así espacioso, de varias habitaciones y con vestidor independiente, en pleno centro de Nueva York)? ¿Son los grandes efectos de la crisis el hecho de que la protagonista haya tenido que dejar temporalmente su afición a los zapatos de marca para poder decorar su casa (¿se acuerdan de aquel anuncio de Vitalínea en el que una delgadísima Valeria Mazza se quejaba porque no podía cerrar la cremallera de su falda?, pues esto es similar, pero más sangrante)?
Sex and the City 2
La suma de estos elementos nos lleva a preguntarnos qué les pasaba por la cabeza a los creadores de la película. Tras una década de delicadas relaciones con el mundo musulmán y en pleno proceso de recesión económica en Occidente, los comentarios racistas y esa desmedida fastuosidad de la que se hace gala en la cinta, más que transgresores, nos parecen de una sangrante irresponsabilidad social y un grave insulto para aquellos que no pueden pagar su hipoteca, no digamos siquiera costearse un espectacular piso con muebles de diseño. Sin embargo, dada la estupidez dominante en el guión y las grotescas interpretaciones de las actrices, tal vez esta irresponsabilidad social no sea premeditada y el resultado final puede clasificarse simplemente de soberana gilipollez.
5. CONCLUSIÓN
Sex and the City 2
Sin querer negar a la película algún gag certero, pero aislado, podemos decir que el mejor momento de toda la cinta es, sin duda, la aparición de Liza Minelli, y lo es por dos motivos. El primero por ver la portentosa actuación de esta mítica actriz y cantante, una verdadera leyenda del cine, y segundo porque se produce al principio de la película, por lo que perfectamente podemos salirnos de la sala sin tener que soportar las dos horas restantes de metraje patético y sin sentido. En cualquier caso, tanto si son fans de la serie como si no, desde aquí nuestra recomendación es que ignoren esta “Sexo en Nueva York 2”. Afortunadamente, las carteleras nos ofrecen otras alternativas más entretenidas, más interesantes y menos banales.
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