Este fin de semana se ha estrenado en toda España “La Isla Interior”, última incorporación en la filmografía de la pareja de directores Dunia Ayaso y Félix Sabroso, autores de “Perdona, Bonita, pero Lucas me Quería a Mí”, o “Los Años Desnudos”. Curiosamente se trata de una pareja que si bien, hasta ahora, su cine no me había entusiasmado precisamente, si he podido ver prácticamente la totalidad de su filmografía, quedándome siempre la impresión de que el suyo era un cine irregular, sustentado en ideas prometedoras pero mal aprovechadas y con el lastre de siempre querer seguir los pasos de Pedro Almodóvar (quien, por otro lado, ha ejercido en varias ocasiones como “padrino” de los cineastas). Sí es cierto que tras despropósitos como “El Grito en el Cielo” o “Descongélate”, la producción de la serie de televisión “Mujeres” empezó ya a marcar un camino hacia cierta madurez cinematográfica que ha terminado de consolidarse en “La Isla Interior”. Ya con su película anterior, “Los Años Desnudos”, habían estado cerca de conseguirlo, pero nuevamente la película acabó quedándose a medio camino de lo que se quería obtener.
Pese a sus singularidades, “La Isla Interior” es una cinta en la que podemos identificar claramente las características del cine de sus creadores, como la preferencia de Ayaso y Sabroso por unos guiones donde se da más cabida a los personajes y los diálogos que a la acción, esa visión del mundo entre naturalista y esperpéntica o una gran habilidad en lo referente a la dirección de actores (quienes, en última instancia, acaban siendo los salvaguardas de la película). Lo que sí añade esta película con respecto a títulos anteriores es una deriva más clara hacia el drama. Aunque se apoye en un tipo de humor grotesco, donde las miserias y los traumas internos de los personajes son expresados de manera cómica y satírica, por lo chocante e irreverente de algunas situaciones y comportamientos (de ahí lo esperpéntico de la obra), éste no busca suavizar ni aliviar el componente melodramático de la historia, sino todo lo contrario, hacerlo más rotundo de cara al espectador.
Gran parte de la fuerza de la película radica en el extraordinario trabajo de todo el reparto. Ayaso y Sabroso vuelven a dar muestras de una gran capacidad para la dirección de actores, al mismo tiempo que se rodean de intérpretes de altísimo nivel, como es el caso de Alberto San Juan (muy arriesgado en un tipo de personaje hasta ahora inexplorado en su filmografía y que ya le ha recompensado con el premio a mejor actor en el Festival de Valladolid), Candela Peña (actriz fetiche de los directores y que borda su papel de mujer arisca y desencantada, pero necesitada de afecto), Cristina Marcos (cuyo personaje, pese a la distancia, no logra escindirse de la maldición familiar, atravesando también, en los tres días en los que se desarrolla el argumento un momento traumático de su vida), Celso Bugallo o Antonio de la Torre.
Mención aparte creo que debe tener la labor de Geraldine Chaplin. La veterana actriz domina todo el apartado interpretativo con su veteranía y elegancia a la hora de aproximarse a un papel tan complicado, especialmente en el desgarrador clímax final. Si bien es la herencia del padre lo que marca de manera más trágica el devenir de los hijos, el carácter autoritario y dominador de la madre se erige como estricta tabla moral, truncando toda posibilidad de los tres hermanos de cortar las ataduras que les mantienen ligados al lastre de esa familia disfuncional y tener una vida propia.
Uno de los aspectos que llama la atención en la película es la poca esperanza que los creadores dan a sus personajes. No existe un punto de inflexión que permita dar la opción de un cambio en sus vidas, sino todo lo contrario, las cartas ya están echadas y todos ellos se encuentran cautivos en un funesto callejón sin salida (magníficamente ilustrado en la secuencia que cierra la película). Esto le da a la cinta un carácter desasosegante que hace que el espectador llegue a la conclusión de la historia sin aliento, debido a la sensación de claustrofobia, física y emocional, que se va imponiendo a lo largo de todo el metraje.
En este sentido, la localización de la historia en la isla de Gran Canaria sirve para dar una representación geográfica y metafórica a ese componente claustrofóbico de la historia. Para los personajes no hay huida de ese ambiente que les es castrante y opresivo. Cual Alcatraz, su vida está rodeada por un océano que les impide la evasión si no es con la muerte (que el padre se suicide saltando por una ventana que da al mar no es, por lo tanto, casual). También la arquitectura del lugar, con los desperfectos de las casas, ayuda a reflejar las grietas en la relación de esa familia. En otra analogía, podemos ver aquí un efecto similar al presentado por Edgar Alan Poe en “La Caída de la Casa Usher”, otra historia cargada de relaciones familiares malsanas y corruptas. Para todo esto los directores cuentan con la extraordinaria labor en la fotografía de Juan Antonio Castaño, quien sabe dar una cualidad naturalista a la imagen, sin por ello perder ese interés esteticista presente en el resto de la filmografía de Ayaso y Sabroso.
“La Isla Interior” es, por lo tanto, una excelente muestra de cine de personajes, con una historia de tensión sostenida y turbadora que sobrepasa el terreno de lo literal para adentrase de lleno en lo metafísico.
vale, no voy a negar nada de lo que dices... los actores están estupendísimos y el uso del entorno como metáfora y marco de la historia es un lujo... pero creo que es una critica muuuy benévola. la banda sonora, por lo parecida al trabajo de Alberto Iglesias (colaborador habitual del manchego de oro), es sonrrojante. la lentitud y maniqueo de algunos planos llega a ser desesperante y no en el sentido que lo son otros elementos refuerzan la historia...
ResponderEliminarya a título personal, no me gustan esas películas que más que contar una historia se recrean en el retrato de una situación... y menos aún si la situación es tan tortuosa y desesperada como esta. que vamos, yo salé bastante traumado del Renoir.
Tuve la oportunidad de ver la película en la gala inaugural del Festival de Cine de Las Palmas y tengo que decir que la película no de defraudó, han madurado bastante ambos directores con respecto a sus anteriores trabajos, eso es bueno. En cuanto a su caracter grotesco y surrealista me parece un melodrama bastante logrado pero sin duda alguna lo que soporta todo este entramado son sus actores, cada uno de ellos, incluídos los secundarios y los extras..lo bordan..Me hace gracia el otro día en el programa de cine de Popular tv decían que los actores eran malísimos yque la película era negativa con la familia...en fin... vaya críticos que se dejan llevar por las ideologías a la hora de criticar una película correcta e intensa en algunos de sus momentos.
ResponderEliminarForvetor, creo que salimos con impresiones diferentes de la película. Cierto que no es una cinta perfecta, y sí, la banda sonora es claramente cercana al estilo de Alberto Iglesias, al igual que los diálogos de Ayaso y Sabroso siguen siendo muy almodovarianos. Pero a mi me ha parecido una película muy estimulante, de ahí quizás esa benevolencia que acusas en la crítica. Precisamente, pese a que yo también prefiero una historia a un retrato, creo que en este caso ésta fue la apuesta más arriesgada de los cineastas y que lo contrario hubiese sido contraproducente para la película.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita y por los comentarios. Espero que sigamos compartiendo opiniones.
Iván, casualmente yo también estuve viendo el programa de Popular TV y me chocaron los comentarios. Cada cual es libre de pensar lo que quiera y evidentemente hay una serie de elementos en la película que van chocar con la ideología de la cadena, pero más allá de eso, al igual que tú, opino que la película tiene unas virtudes que no se le pueden negar y el trabajo de los actores a mi me pareció impecable.
ResponderEliminarLa fui a ver anoche y me encantó. Coincido en línea generales con lo que cuentas, salvo en la fotografía, que me parecio plana, sin ninguna personalidad ni búsqueda. La peli es sorpendentemente equilibrada e intensa en el desarrollo de los diferentes personajes (algo poco habitual). Los extras para mi sí están flojos (cantan) y el lío de acentos despista (rápidamente justificado con una "historia" un poco inverosímil y sin venir a cuento). Si hubiera tenido algo más de "contundencia" en la puesta en escena, hablaríamos de una película sobresaliente, como esa escena final, brutal... Para mi, la mejor película canaria de los últimos años.
ResponderEliminarJairo