1. La Ciudad
Una de las ciudades que más ha fascinado a cineastas de todo el mundo, junto con París o Venecia es, sin duda, Nueva York. El crisol de diferentes culturas y clases sociales que podemos encontrar aquí ha sido fuente de inspiración para muchas historias y las calles de la ciudad llevan décadas sirviendo de icono de modernidad. En Nueva York podemos encontrar no sólo el centro empresarial y económico de Estados Unidos, sino también uno de sus principales núcleos culturales. Frente a la soleada California, vista por los neoyorkinos como el declive de la sociedad por su modo de vida frívolo y su apología de la cultura basura, Nueva York se presenta como la capital intelectual de Estados Unidos y es precisamente por eso que ha atraído tanto la atención de directores como John Cassavetes, Martin Scorsese y, sobre todo, Woody Allen.
2. El cine y Nueva York
Fue precisamente John Cassavetes quien, a finales de los años 50, emprendió una industria cinematográfica paralela a la de Hollywood en Nueva York, en lo que se convirtió en el germen del cine independiente. La escuela de Nueva York apostaba por películas más experimentales, en absoluto movidas por el interés comercial, sino por la urgencia de crear un cine de vanguardia que conectara con las necesidades intelectuales de la sociedad moderna. El propio Cassavetes utilizó el dinero que ganaba con sus películas en Hollywood para financiar sus proyectos personales, más minoritarios.
3. Nueva York como un personaje más en el cine de Woody Allen
En el caso del cine de Woody Allen nos encontramos con dos hechos fundamentales. El primero es que Nueva York, más que una localización, es un personaje más de sus películas y, en muchas ocasiones, el verdadero protagonista de sus historias. Bajo su mirada la ciudad cobra vida y, sin duda, sus películas han servido de atractivo publicitario para el turismo de la ciudad. El segundo factor a tener en cuenta es que los personajes de sus películas son parte indisoluble de este microcosmos urbano. Todos ellos se desenvuelven con absoluta naturalidad entre sus calles, mientras que, si les apartamos de ellas, se sienten torpes y desubicados. Sin embargo, uno de los grandes hallazgos del cine de Allen es que ha conseguido que un perfil de personajes tan localista y específico como los suyos sea no sólo accesible, sino que además conecte con espectadores de cualquier nacionalidad.
En general, sus historias están ambientadas en la clase media alta, integrada por aquellos que llevan una vida desahogada y que participan del lado más glamouroso de la ciudad (sus teatros, sus cines, sus conciertos y sus fiestas), a través de los cuales Allen da una visión idealizada de Nueva York. Salvo casos concretos como “La Rosa Púrpura del Cairo”, no es común encontrar en su cine un reflejo de la pobreza o de la situación de las minorías. Sí hay referencias a las diferencias sociales entre el sector más acomodado de Manhattan frente a la infancia del autor en Brooklyn. El propio cineasta ha afirmado en varias ocasiones que un momento imborrable de su vida fue cuando cogió el tranvía por primera vez y cruzó la frontera socioeconómica que separaba su distrito natal de Manhattan. Sin embargo, la imagen de Brooklyn está marcada más por la nostalgia y el recuerdo que por la denuncia de las diferencias sociales.
Los conflictos en las películas de Woody Allen viene siempre producidos por los propios personajes y suelen ser de naturaleza emocional. La ciudad aparece siempre como un lugar acogedor, donde poder perderse entre la multitud o pasear por sus parques para poder reflexionar. Siempre hay un teatro o un cine abierto, encontrando en ocasiones la solución al problema dentro de uno de ellos, como sucedía en “Hannah y sus hermanas” donde Mickey, el personaje interpretado por Allen, descubre el sentido de la vida y supera su depresión durante la proyección de una película de los Hermanos Marx.
4. El Nueva York Cultural de Woody Allen. El jazz y Nueva York
Los personajes creados por Woody Allen suelen ser, por lo general, solitarios, pero con una intensa vida social, asistiendo a exposiciones de arte, presentaciones de libros, teatros, conciertos o fiestas privadas donde se producen encuentros fortuitos que marcan el desarrollo de las diferentes tramas. A través de estos eventos, Allen no duda en parodiar y criticar el elitismo de la sociedad neoyorquina, pero al mismo tiempo refleja a la perfección ese ambiente cultural que define a la ciudad.
Otra constante definitoria de la ciudad en el cine de Woody Allen es la música. Gran apasionado del jazz, esta modalidad músical netamente norteamericana acompaña continuamente sus historias y marca el pulso de la ciudad. En este sentido, hay que destacar también la longeva y precisa relación establecida entre el director y el músico Dick Hyman, encargado en muchas ocasiones de aportar y seleccionar la amplia colección de temas clásicos que armonizan sus películas. El vasto conocimiento jazzístico de Allen, junto con la notable ejecución de Hyman, dieron durante años una sonoridad determinante a Nueva York, de forma que ciudad y música se combinaran de manera casi orgánica. A esto se suma el uso de innumerables grabaciones clásicas pertenecientes al fondo musical del director con nombres como Duke Ellington, Glenn Miller, Artie Shaw, Arthur Wilson, Django Reinhart o Tommy Dorsey, y de manera especial la referencia explícita a George Gershin en “Manhattan”, quizás una de las referencias musicales más recordadas en la filmografía de Woody Allen, y la que, con el paso de los años, se ha mantenido como la que mejor define el Nueva York del director.
5. Nueva York vs California
Como ya hemos comentado antes, se produce una dicotomía entre Nueva York y Los Angeles. Ya en “Annie Hall”, el director mostró su animadversión hacia la industria del espectáculo californiana, así como al clima de la ciudad. Esto va más allá de la ficción, ya que es sabido que cada año Allen prefiere quedarse en Nueva York tocando el clarinete con su banda de jazz antes que desplazarse a Hollywood para la entrega de los Oscars. La única ocasión en la que el director ha participado en la ceremonia no fue para recoger un premio, sino precisamente como representante de la ciudad tras los atentados del 11 de Septiembre.
6. De puertas afuera de Nueva York
El cine de Woody Allen siempre ha sido considerado un híbrido de la cultura estadounidense y la europea. Si bien sus historias y personajes son netamente norteamericanos, los intereses cinematográficos de este autor apuntan más hacia el cine del Viejo Mundo, con cineastas como Ingmar Bergman o Federico Fellini como principales referentes. Si bien sus obras cuentan con un gran prestigio crítico en Estados Unidos y no hay actor o actriz que no esté deseando trabajar con él, lo cierto es que sus películas dependen del mercado europeo para ser rentables. Es por esto que, desde hace más de una década, los presupuestos de sus películas han ido reduciéndose cada vez más, teniendo que prescindir de antiguos colaboradores al no poder pagarles un salario digno por su trabajo. Esto llevó a Woody Allen a aceptar en 2005 la oferta de rodar en Europa y abandonar Manhattan. Previamente, ya había demostrado su devoción por otros lugares fuera de Estados Unidos, como Venecia o Paris en películas como “Todos Dicen I Love You”. Tras “Match Point”, el director se instaló en Londres, donde rodó también “Scoop” y “Cassandra’s Dream”.
Aprovechando la coyuntura la productora Mediapro le ofreció también trabajar en España, financiando “Vicky Cristina Barcelona”. Si bien de su trilogía Londinense la única en recibir realmente buenas críticas fue “Match Point”, lo cierto es que el director supo adaptarse al modo de vida de la ciudad y reflejarlo con tanta fidelidad como previamente había hecho con Manhattan. Desgraciadamente, no sucedió lo mismo con Barcelona, donde el resultado recordaba más a un panfleto publicitario, basado en tópicos muy reconocibles.
7. El regreso
Tras “Vicky Cristina Barcelona”, Woody Allen decidió que había llegado el momento de regresar a su Manhattan original con “Si la Cosa Funciona”. Esta película resultó no sólo un reencuentro con su ciudad más emblemática, sino también con el Woody Allen de los años 70, ya que se trataba de un guión escrito en aquella época por el cineasta, recuperado y actualizado para la ocasión. En aquella época, el protagonista iba a ser el actor Zero Mostel, recordado por películas como “Los Productores” o la versión cinematográfica de “Golfus de Roma”. La muerte del actor hizo que Allen archivara el guión, sacándolo del cajón hace dos años para mayor gloria del cómico Larry David, creador de series como “Seinfield” o “El Show de Larry David”.
Cual hijo pródigo, Woody Allen volvió a pasearse con su cámara por las calles de Nueva York, recuperando, en parte, esa mirada, a un mismo tiempo cínica y cariñosa, que le ha proporcionado a la ciudad sus mejores momentos en pantalla.
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