domingo, 14 de marzo de 2010

CORAZÓN REBELDE


Cada año nos llegan títulos pensados expresamente para los Oscars, con personajes creados para el lucimiento de su actor protagonista. Algunos son recompensados por la Academia, otros no. “Corazón Rebelde” jugaba como carta principal la excelente labor de su actor protagonista, Jeff Bridges, reservándose otras jugadas como la presencia de la actriz Maggie Gyllenhaal o una cuidada selección de canciones country. En este sentido la jugada le ha salido bien. Bridges, por fin, ha logrado un Oscar a mejor actor y la cinta obtendría una estatuilla a mejor canción. Sin embargo, poco más podemos resaltar de la cinta.
Su argumento nos presenta una vez más otra historia de redención de un artista que, ante lo que va a ser la última etapa de su vida, pretende hacer recuento y redimirse de pecados pasados. Bridges refleja a la perfección la degeneración de este cantante country que debe sobrevivir actuando en tugurios de mala muerte. El alcohol, la mala comida y la soledad le han convertido en un despojo que vive de las rentas de un pasado de éxito. En este sentido, la cinta cuenta una historia no muy lejana de una película como “El Luchador” que también compitió en la carrera de los Oscars del año pasado, con la salvedad de que Darren Aronovsky no dependía únicamente de la labor de su actor principal, Mickey Rourke, sino que apostaba también por una puesta en escena cruda y arriesgada. Aquí el debutante Scott Cooper no aporta nada con su narrativa, limitándose a allanarle el camino a Bridges para que haga su poderosa composición.
Al igual que otras películas ideadas para los Oscars, “Corazón Rebelde” acabará cayendo en el olvido, al contrario que otros títulos de la filmografía de su actor principal, quien no necesitaba de este papel ni del Oscar para ingresar su nombre en la historia del cine con letras de oro.

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