1. ORÍGENES
En 1995 “Toy Story” marcó un punto de inflexión para el cine de animación. De manera novedosa, la Pixar dio el salto definitivo a la animación digital con una película que pese a ser la pionera, ha sabido envejecer como los mejores vinos. A día de hoy “Toy Story” no es que sea un clásico, es que es una película atemporal, por la que no pasan los años. Es cierto que esa animación revolucionaria ha sido superada con creces (y por regla general por la propia Pixar), pero su historia, sus personajes, su capacidad para transportarnos a la niñez sigue intacta.
Las posibilidades que ofrecía la animación digital hicieron que todas las compañías que se dedicaban a este ámbito (y otras que se quisieron apuntar al carro, para seguir la moda) prestaran atención al desarrollo de la tecnología infográfica y las carteleras empezaran a llenarse de cintas que pretendían repetir este éxito. Para Dreamworks Animation, esto se convirtió en un objetivo prioritario. Tras abrir fuego con “El Príncipe de Egipto” en 1994, presentó su primera cinta de animación digital, “Hormigaz”, en 1998 (coincidiendo dicho sea de paso, con el segundo largometraje de Pixar, “Bichos”, ambos con temáticas y algunas escenas emparentadas). Sin embargo, pese a que estos primeros títulos no funcionaron mal en taquilla el verdadero lanzamiento de la compañía llegó en 2001 con la aparición de “Shrek”.
Adaptación de un cuento infantil de William Steig, “Shrek” basó su éxito en dos elementos básicos. En primer lugar, su relectura paródica y postmoderna de los cuentos de hadas y, en segundo lugar, en la presentación de un conjunto de personajes carismáticos que supieron conquistar al público de todas las edades. Es cierto que, en lo referente al nivel de la animación, el resultado quedaba por debajo de las virguerías de la Pixar, pero lo novedoso de la propuesta suplía otras carencias.
A partir de aquí la trayectoria de estos dos buques insignia para ambas compañías ha sido un tanto divergente. Hasta la fecha, Pixar siempre ha preferido optar por historias originales en lugar de sobreexplotar éxitos anteriores (¿habrá un cambio en la hoja de ruta del estudio ahora que se están produciendo secuelas de “Cars” y “Monstruos S.A.”?). La creación de “Toy Story 2” vino determinada por el sistema de producción de la empresa madre, Disney, quienes solicitaron una secuela para ser distribuida directamente en formato doméstico (al igual que se hizo, por ejemplo, con el spin off “Buzz Lightyear. La Película”, que a su vez originó una serie para televisión). El trabajo realizado por John Lasseter y compañía fue tan excepcional que esta segunda parte dio el salto a las pantallas de cine. “Toy Story 2” supuso una mejora de la original en todos sus apartados: más diversión, más acción, más comedia, más guiños cinematográficos, un notable desarrollo en el perfil de los personajes originales, incorporación de nuevos juguetes (especialmente Jessie, Perdigón y Barbie) y un guión mucho más rico en matices.
Por su parte, Dreamworks optaba por una filosofía diferente. Ellos prefirieron ofrecer al espectador aquello que demandaban. Si Shrek era el personaje estrella y el público quería más aventuras suyas, las iba a tener. En 2004 llegaba a las pantallas “Shrek 2”, que también optaba por ampliar aquellos elementos que le dieron el éxito a la primera parte (aquí no podemos decir “mejorar”, aunque sí es cierto que la secuela mantiene un buen nivel con respecto a la anterior). El juego de referencias con los cuentos populares, las parodias de la Disney, los guiños a otras películas aumentaban notoriamente. Los personajes principales (Shrek, Fiona, Asno) seguían siendo la baza principal, con la gozosa incorporación de nuevas figuras (liderados por la excepcional aparición del Gato con Botas).
“Shrek 2” supuso un asombroso éxito de taquilla para la Dreamworks, resarciendo al nuevo estudio de los apagados estrenos de “Spirit”, “El Espantatiburones” y “Sinbad: La Leyenda”. Este éxito animó también a los productores a dar luz verde a dos nuevas secuelas del personaje, así como un spin off centrado en la figura del Gato con Botas. “Shrek Tercero” llegó a las pantallas en 2007, pero su recepción no fue tan afortunada como la de sus antecedentes. La película evidenciaba un notable cansancio de la fórmula (se repetían muchos gags y el juego en la música con canciones populares resultaba ya monótono), los nuevos personajes (un joven Arturo Pendragón y el Mago Merlín) apenas tenían interés y, en lo referente a la animación, se evidenciaba una vez más las limitaciones en este apartado de la Dreamworks.
2. INICIANDO EL EPISODIO FINAL
En este verano de 2010 han coincidido por primera vez en pantalla los dos emblemas de los dos principales estudios de animación de Hollywood. Como hemos dicho “Shrek. Felices para Siempre” es un proyecto que viene de lejos. La idea de Dreamworks es cerrar aquí el ciclo (aunque, como sentenció en su momento Sean Connery, “Nunca Digas Nunca Jamás”). En este sentido, este cuarto episodio guarda más relación con la primera parte, aunque sin olvidar aquellos elementos de las otras secuelas que le interesan a sus creadores.
Más accidentada ha sido la producción de “Toy Story 3”. Su origen lo podemos encontrar en la lucha encarnada que se creó entre Disney y Pixar en 2005 (poco antes del estreno de “Cars”), cuando el contrato que mantenía ligado a Lasseter y compañía a la casa de Mickey Mouse estaba a punto de expirar. A la hora de negociar, la Pixar puso sus cartas sobre la mesa, a sabiendas de que Disney estaba pasando un momento delicado en sus producciones de animación y que los últimos éxitos de la factoría habían sido gracias a películas suyas como “Buscando a Nemo” y “Los Increíbles”. Disney también quiso demostrar su fuerza iniciando la producción de sus propias películas de animación digital: “Chicken Little”, “Descubriendo a los Robinsons”, “Bolt”, …. y “Toy Story 3” (al fin y al cabo los derechos de los personajes pertenecían a la empresa del Tío Walt). Una vez solventados los problemas entre las dos compañías, Lasseter paralizó la producción de las nuevas aventuras de Woody y Buzz Lightyear, aunque dejando la ventana abierta para que fuera la Pixar la que se encargara de llevar a buen puerto este proyecto. Tras años de trabajo, y apoyándose en los extraordinarios éxitos de “Wall E” y “Up”, llega este tercer episodio con el que también se quiere dar un cierre a la franquicia, ofreciendo una historia casi crepuscular.
3. EVOLUCIÓN DE LOS PERSONAJES
Pese a ser una película infantil, el personaje de Shrek tiene en su base aspectos más propios para un público adulto. En la primera aventura era un joven soltero que disfrutaba de su libertad, aprendiendo por el camino a sentar la cabeza y abrir su corazón. En la segunda película debía asimilar la responsabilidad de formar parte de una familia, integrándose en la familia de Fiona. En la tercera llegaba la paternidad y los miedos masculinos a perder su libertad y a no ser un buen padre. “Shrek. Felices para Siempre” empieza con Shrek reconvertido en cabeza de familia ejemplar y responsable, rodeado de familiares y amigos y cuya fama de ogro aterrador ha quedado ya lejana y enterrada, algo con los que nuestro héroe no está del todo conforme. Bienvenidos a la crisis de los 40.
La interferencia de Rumpelstiltskin rompe la línea espacio temporal y como si de “¡Qué Bello es Vivir!” se tratara, Shrek experimenta cómo hubiese sido la vida de sus amigos si no le hubiesen conocido. En este sentido, el único que evoluciona en esta cuarta parte es Shrek, quien debe aprender una última y vital lección. El resto de los personajes simplemente son alterados en sus características más evidentes, para claro que cuanto más cambian las cosas, más siguen igual, ya que en el fondo de cada uno de ellos siguen estando las bases de sus versiones alternativas.
Fiona es agresiva y resentida, pero sigue siendo el gran amor de Shrek; Asno es igual de verborréico e inaguantable, pero también vuelve a convertirse en el mejor amigo del protagonista; y el Gato con Botas ha perdido la línea, pero no la valentía ni su arte de seducción. Una vez más, los personajes se convierten en la tabla de salvación de la película, ya que, pese a la paulatina pérdida de originalidad de la serie, en el fondo los espectadores seguimos encariñándonos con los protagonistas y nos emocionamos con los lazos establecidos entre ellos, incluso en realidades alternativas como la que presenta esta cuarta parte.
Por su parte, para los juguetes ha llegado la hora aciaga presagiada en “Toy Story 2”. Andy ha crecido y se va a la Universidad, por lo que ya no va a necesitar a sus amigos de toda la vida. La duda es si esto será el fin de los juguetes o si será un momento de transición hacia una nueva vida. Por error, todos acaban en las dependencias de una guardería, donde van a ser el pasto de una horda de niños preescolares. En esta ocasión no podemos decir que exista un paso evolutivo en el desarrollo de los personajes, pero sí se estrechan los lazos entre ellos y aprenden también una lección vital. Pixar sabe que lo prioritario para triunfar con todo tipo de públicos es la humanidad de los personajes, y con esta tercera aventura de “Toy Story” vuelven a demostrar que son unos maestros dando tridimensionalidad psicológica a personajes inanimados como un pequeño flexo, juguetes, coches o robots del futuro.
Resulta curioso como ambas películas, a pesar de sus diferencias, han acabado desarrollando un discurso sobre los mismos conceptos de pertenencia (a una familia, a unos amigos) y pérdida (sin mencionarse directamente, la muerte es un concepto que subyace en ambas historias). Para Fiona, Asno y Gato con Botas, la “no existencia” de Shrek les convierte en seres afligidos y torturados. Por otro lado, la marcha de Andy genera en los juguetes ansiedad e incertidumbre acerca de su futuro.
4. NUEVAS INCORPORACIONES
Por definición, una secuela debe ofrecer elementos novedosos al espectador que se sumen a lo ya conocidos. Como ya hemos comentado, parte del éxito de las secuelas anteriores de “Shrek” y “Toy Story” radicaba en la incorporación de nuevos personajes que ayudaban a ampliar el universo de cada serie. En estos capítulos finales que aquí nos ocupan también entran en juego nuevos participantes de las historias.
En el caso de “Shrek. Felices para Siempre” la gran incorporación es, obviamente, Rumpelstiltskin. Después de que en “Shrek Tercero” se repitiera contrincante con respecto a la segunda parte (Príncipe Encantador), la incorporación de este famoso duende vuelve a dar a la serie un villano de lujo. Si bien el personaje ya había hecho un pequeño cameo en la cinta anterior (con una apariencia completamente diferente, lo que resulta un tanto chocante ya que supuestamente las dos películas empezaron a desarrollarse al mismo tiempo), en ésta se hace el amo de la función, reservándose para sí mismo los mejores momentos de la película. De los cuentos populares se reversiona también al Flautista de Hamelin, aquí convertido en mercenario y responsable de uno de los habituales montajes musicales de la franquicia. En cuanto al resto de los nuevos personajes, estos no pasan de ser meramente anecdóticos. Los más desarrollados son un par de miembros de la resistencia de los ogros, concretamente Brogan y Getched, pero ninguno llega a resultar tan llamativo como sí sucediera con anterioridad con Pinocho o El Hombre de Jengibre. En cuanto al ejército de brujas de Rumpelstiltskin, éste actúa más como grupo, y si bien algunas de ellas tienen parte de diálogo, no tienen autonomía propia como personajes.
Por otro lado, “Toy Story 3” es mucho más rica en lo referente a la incorporación de nuevos juguetes al catálogo. En primer lugar tenemos al Oso Lotso, un peluche rosa con olor a fresa, que pasa a convertirse en el villano de la función. Se trata de un muñeco resentido con los niños por haber sido sustituido y que transforma todo ese odio en un abuso tiránico hacia el resto de los juguetes de la guardería, a los que manipula y controla como si se tratara de El Padrino. Su mano derecha es Gigantón, una muñeca bebé en mal estado, con un párpado caído que le da una imagen bastante siniestra. Para la creación de este personaje, los animadores de la Pixar parecen haberse inspirado en referentes como la Criatura de Frankenstein o Darth Vader. Sin embargo, de entre todos los juguetes nuevos de la guardería la joya de la corona va para Ken.
Después de la incorporación de Barbie a las filas de la serie en “Toy Story 2”, aquí se produce su primer encuentro con su flamante y metrosexual novio. La lucha de Ken por demostrar que no es “un juguete para niñas” sin renunciar por ello a su fondo de armario le revela como uno de los grandes aciertos cómicos de la cinta. La familia de “Toy Story” suma también la incorporación de Bonnie, una niña tímida que hace revivir en Woody la época en la que Andy era también un niño y jugaba con él. En la habitación de Bonnie residen otro conjunto de juguetes, más amigables, entre los que destaca un shakesperiano puercoespín y un taciturno payaso risitas. El talento de los artistas de la Pixar queda reflejado una vez más por la forma en que son capaces de extraer matices (humorísticos, emotivos, aterradores) de cada personaje sin por ello traicionar a su esencia propia, ni a la de la película.
5. ENTRE EL HUMOR Y EL DRAMA
Si el trabajo con los personajes continua dando réditos a la Dreamworks, permitiendo que los espectadores se sigan preocupando por su devenir, donde este cuarto y último episodio de la serie vuelve a fracasar es en la presentación de la historia en sí. Tras sorprender con el enfoque novedoso de la primera parte, la serie de “Shrek” ha cometido el principal error de muchas secuelas, repetir la misma fórmula una y otra vez hasta que los chistes dejan de tener gracia. Pese a modificar el paisaje dibujado en las secuelas anteriores, “Shrek. Felices para Siempre” no supone cambio alguno en cuanto a los patrones a utilizar. La parodia de los cuentos de hadas se basa en los mismos parámetros (principalmente contraponiendo la tradición con guiños a la realidad moderna y a la cultura pop), nos volvemos a encontrar los mismos gags escatológicos propios del protagonista, las mismas parrafadas de Asno, el mismo uso desmitificador de una banda sonora cargada de canciones comerciales. Hay algunos gags ocurrentes, no vamos a negarlo, pero seguro que haciendo un mínimo de memoria podemos encontrar otro chiste similar en alguna de las cintas anteriores.
Por su parte, “Toy Story 3” se crece aún más en esta segunda secuela. Se hace uso de gags autoreferenciales, sí, pero son los que menos y su función es situar al espectador en terreno conocido, antes de transportarlo a situaciones diferentes y novedosas. Por otro lado, sabe aprovechar las vías abiertas con el nuevo argumento para adentrarse en una historia mucho más madura y, en cierto modo, agridulce. A la película no le faltan momentos de emoción, humor y aventuras, pero profundiza en el campo del drama de manera mucho más arriesgada que las anteriores, todo ello para llegar a la conclusión más tierna y emotiva de toda la trilogía. Pixar no engaña a nadie, entramos a la sala para ver una nueva aventura de Woody y Buzz, pero a la salida, sabemos que nos han dado mucho más que eso, una obra maestra llena de madurez, empatía y añoranza.
6. ANIMACIÓN Y 3D
Como hemos venido anotando a lo largo de este artículo, las diferencias en el campo de animación entre Pixar y Dreamworks son abismales. Si bien esta última ha conseguido remontar bastante terreno con títulos como “Kung Fu Panda” y, especialmente, “Cómo Entrenar a tu Dragón”, los niveles de maestría demostrados por los primeros en cada nuevo título que estrenan relegan aún a la Dreamworks a un muy, muy lejano segundo puesto.
El carácter pionero tanto de “Toy Story” como de “Shrek”, hizo que originariamente sus creadores optaran por unos diseños sencillos y austeros, que resultaran llamativos en pantalla, pero que no les supusieran excesivas complicaciones a la hora de desarrollar el trabajo de animación. Un recurso inteligente en aquel momento, pero que tenía la contrapartida de que podía limitar las posibilidades de crecimiento visual de ambas franquicias en futuras secuelas. En el caso de “Shrek”, hemos podido ver una paulatina mejora, fundamentalmente entre la cinta original y la primera secuela (en “Shrek Tercero” había progresos en cuestión de texturas, pero en otros apartados la animación lucía francamente deficiente). “Shrek. Felices para Siempre” ofrece un mayor despliegue que sus antecesores en aspectos como el pelo de la nueva Fiona (ahora a melena descubierta, liso y sedoso) o algunos espacios, como el palacio de Rumpelstiltskin; sin embargo, los movimientos de los personajes “humanos” (aldeanos, brujas, el Flautista de Hamelin) siguen resultando demasiado artificiales, debido, seguramente, al hecho de mantener la estética marcada desde el primer episodio.
En el caso de “Toy Story”, al igual que sucede con los guiones, lo que encontramos es que se ha incrementado notablemente los matices y el espectro de la animación, trabajando mucho más los decorados (especialmente notable en la secuencia del vertedero, con un nivel de detalle y realismo asombroso) y aportando a los personajes una mayor fluidez y naturalidad en sus movimientos. La aparición de nuevos personajes también ha servido para ampliar las posibilidades técnicas, así el oso Lotso supone todo un prodigio en cuanto a definición de movimiento (cómo reflejan la falta de rigidez de un juguete de peluche o la naturalidad de su cojera) y el tratamiento del pelo.
A los retos de la animación se suma también la incorporación de la nueva tecnología 3D. Si bien el famoso ogro ya había experimentado este proceso para un corto de 15 minutos creado en 2003 expresamente para una atracción de los estudios Universal (y editado en DVD bajo el título de “Shrek 3D”) y títulos previos de la compañía como “Monstruos Vs Alienígenas” o “Cómo Entrenar a tu Dragón” ya habían sido adaptadas a este formato, en el caso de “Shrek Felices para Siempre” se trata de la primera ocasión en la que Dreamworks desarrolla una de sus películas expresamente en formato estereoscópico Real3D. Afortunadamente, no han optado por el viejo truco de barraca de lanzar objetos contra el espectador, sino que han integrado el uso del 3D dentro de la puesta en escena, jugando con la profundidad de campo para dinamizar algunas secuencias (como, por ejemplo, la huida de Shrek del palacio de Rumpelstiltskin). Esto, a su vez, ayuda a dimensionar un poco más el trabajo de animación, haciéndolo más aparente de cara al espectador.
En el caso de “Toy Story 3”, nos encontramos con un uso similar del formato estereoscópico. Ya previamente la Pixar había comprobado la efectividad del sistema con su cinta anterior, “Up”, y la conversión los dos títulos anteriores de la serie (que fueron reestrenados en salas a los largo de este 2010 como antesala de las nuevas aventuras de estos personajes) les sirvió como campo de pruebas. La perfecta integración del universo de “Toy Story” al 3D queda asegurada nada más arrancar la película con la nueva secuencia imaginativa de juego con Andy, donde los animadores de la Pixar integran elementos de western y ciencia ficción en un bloque absolutamente magistral. El formato estereoscópico ayudará también a dar una mayor proyección a otros momentos de la película, como la huida de Woody de la Guardería Sunnyside o la secuencia del vertedero.
7. MÚSICA
La música siempre ha sido un ingrediente clave en ambas franquicias. En el caso de “Shrek”, como ya hemos comentado, el peso principal recae en una selección de canciones populares que sirven de contraste paródico con el entorno de fábula de la historia. Para la cuarta parte volvemos a tener algunos temas versionados por personajes de la película (el Gato con Botas / Antonio Banderas se atreve con el clásico “One Love” de Bob Marley, y el Flautista de Hamelin somete a los ogros de la resistencia a ritmo de “Shake Your Groove Thing”), así como temas originales utilizados como banda sonora en algunos montajes de imágenes (Shrek cumpliendo su sueño de volver a ser un ogro aterrador acompañado por los acordes de “Top of the World” de The Carpenters).
Sin embargo, quien siempre ha estado ahí desde la primera película es Harry Gregson Williams, compositor de las cuatro partituras de la serie (la primera fue coescrita con John Powell). Este apartado musical es lo único que ha ido mejorando película tras película, destacando en esta ocasión un rítmico leitmotiv para Rumpelstiltskin y sus brujas, con violín solista en referencia a la música gitana centroeuropea. A los temas clásicos creados principalmente para los dos primeros títulos (como “Once Upon a Time”, el tema de amor entre Shrek y Fiona, o el tema heroico de Shrek), remodelados para que sigan sonando frescos al espectador, Gregson Williams le suma otros nuevos de línea similar, que hacen que el conjunto de partituras de las cuatro películas casi pueda ser escuchado como una continuidad. A nivel particular, la música de “Shrek Felices para Siempre” aporta a la película una coherencia narrativa, enfatizando la acción y subrayando las emociones de los personajes (como esa nueva visión épica pero al mismo tiempo desencantada de Fiona, cuya primera aparición se subraya con el coro de manera grandilocuente, para después pasar a un subtema más intimista, agridulce y conmovedor).
Por su parte, “Toy Story 3” recupera al imprescindible Randy Newman, el compositor que más partituras ha creado para la Pixar (suya es también la música de los dos anteriores episodios de Woody y Buzz, “Bichos”, “Monstruos S.A.” y “Cars”). En esta nueva película la música suena espectacular desde su propio arranque con un tema épico y dinámico que incorpora elementos de westerns (en referencia claramente al personaje de Woody, con guiños tanto a Ennio Morricone como a Elmer Bernstein) para a continuación cambiar de tercio con unas rockeras guitarras eléctricas y percusión. El resto de la partitura mantiene el estilo habitual de Newman, alternando un sinfonismo grandilocuente con algunos temas de gran ternura y algunos apuntes de jazz. Las novedades más llamativas son el tema de duduá dedicado a Ken y los apuntes con guitarra española para la transformación andaluza de Buzz.
Precisamente esta versión flamenca del personaje da pie para introducir en la película (concretamente en la secuencias de los créditos finales) una divertidísma versión agitanada del clásico “Tienes un Amigo en Mí”, interpretada por los Gipsy Kings. Además, Newman ofrece un nuevo tema al conjunto, “We Belong Together”, que toma el testigo de la ya mencionada “You’ve Got a Friend in Me” (estandarte musical de la serie) y la deliciosa “When She Loved Me”.
8. CONCLUSIÓN
Los cierres a sus respectivas franquicias que suponen “Shrek Felices para Siempre” y “Toy Story 3” dejan una impresión dispar en el espectador. La primera supone claramente una mejora con respecto al episodio anterior, pero no puede evitar constatar que la serie está agotada, o al menos que sus creadores no han sabido (o no han querido) desmarcarse de las pautas marcadas por la original. Ligera y entretenida, esta cuarta parte se esfuerza en ofrecer una conclusión mínimamente satisfactoria, que no deje en mal lugar al que fuera el rey de los estudios Dreamworks. Por otro lado, “Toy Story 3” cierra de manera magistral una trilogía que ya forma parte de los anales de la historia del cine por derecho propio. Se trata de un episodio superior a los anteriores y que da nueva muestra del mimo y el cariño de la Pixar por sus personajes insignia.
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