1. INTRODUCCIÓN
El pasado 29 de mayo fallecía el actor, director, escritor y fotógrafo Dennis Hopper, una figura clave del cine estadounidense. Secundario de lujo y un villano recurrente en muchas películas, Hopper estuvo llamado al principio de su carrera a convertirse en uno de los grandes intérpretes de su generación, tras trabajar mano a mano con leyendas como James Dean ("Rebelde sin Causa", "Gigante"), Marlon Brando ("Sayonara", "Apocalypse Now") o Paul Newman ("La Leyenda del Indomable"); sin embargo, un temperamento difícil y sus problemas con el alcohol y las drogas truncaron este destino. A pesar de todo, Hopper se las apañó para dejar para el recuerdo un buen grupo de magníficas interpretaciones.
2. INICIOS EN EL CINE
Nacido el 17 de mayo de 1936 en un lugar de nombre tan cinematográfico como Dodge City (Kansas), desde muy pronta edad mostró interés por la interpretación y, como muchos jóvenes actores, encontró en el incipiente mundo de la televisión una vía para dar sus primeros pasos profesionales.
Tras pequeños papeles en diferentes series de la época, el joven Dennis Hopper debutó en la gran pantalla con una breve aparición en un título mítico, “Johnny Guitar”. Viniendo de Kansas, la conexión con el género del western fue inmediata, participando a lo largo de la década de los 50 y los 60 en otros títulos de gran calibre, como “Duelo de Titanes”, “Los Cuatro Hijos de Katie Elder” o “Valor de Ley”. En estas películas se codearía con grandes nombres como Burt Lancaster, Kirk Douglas o John Wayne, aunque estaba claro que el estilo interpretativo de Hopper apuntaba nuevos aires, más cercanos a los preceptos del Actor’s Studio.
Mientras desarrollaba su carrera con estos primeros papeles, Hopper ingresó en esta prestigiosa escuela para actores, donde conoció a James Dean, con quien estableció una estrecha amistad. Ambos trabajaron juntos en dos títulos, “Rebelde sin Causa” y “Gigante”, lo que ayudó a cimentar el prestigio de Hopper. Sin embargo, por aquel entonces su carácter subversivo (estimulado por su incipiente alcoholismo) ya era bien conocido por los pasillos de los grandes estudios.
3. ICONO DE LA CONTRACULTURA EN EL CINE
En 1967, el actor participó en una cinta de bajo presupuesto producida por Roger Corman, titulada “The Trip”, en la que el veterano productor quiso aprovechar los aires de contracultura que se agitaban por Estados Unidos y la nueva cultura hippie, para llevar a cabo una cinta que conectara con el público juvenil. Además de Hopper, en la película participaron Peter Fonda y Jack Nicholson, y entre los tres se creó una poderosa sinergia.
Los tres artistas pensaron que se podía producir una cinta que realmente reflejara los cambios sociales que se estaban produciendo en su país. Con un presupuesto ínfimo (400.000 $), rodaron (con dirección de Hopper) “Easy Rider”, obteniendo después el apoyo de Columbia Pictures para su distribución. De esta manera la película pasó a ser la primera cinta independiente distribuida por un gran estudio. De la noche a la mañana se convirtió en tema de debate y polémica debido al tratamiento que hacía del consumo de drogas o del sexo. Las nuevas generaciones aclamaban la fidelidad con la que mostraban el sentir de una revolución, mientras que los grupos más conservadores arremetieron contra ella. Para el estudio supuso también una importante tesitura. Si bien “Easy Rider” les estaba reportando grandes beneficios, las presiones que estaban recibiendo les obligaron a restringir su distribución. Fue principalmente en las llamadas “sesiones de medianoche” donde se fomentó el mito de la película, convirtiendo a sus dos protagonistas en verdaderos iconos para la posteridad, y a Hopper en un cineasta de culto, en sintonía con la realidad del país.
Tras “Easy Rider”, Hopper tenía poder para elegir cualquier proyecto que quisiera llevar a cabo. Con un presupuesto de un millón de dólares, el cineasta y su equipo se trasladaron a Perú para rodar “La Última Película”. A estas alturas, Hopper era ya alcohólico y drogadicto. El consumo de cocaína durante el rodaje fue descontrolado, y el resultado final se vio afectado por estos excesos. La película fue un fracaso rotundo, y Universal la retiró de los cines, provocando las iras de su autor.
4. EL VETO DE HOLLYWOOD
De la noche a la mañana Dennis Hopper pasó de ser la estrella del momento a convertirse en un paria dentro de la industria. Ningún estudio quería trabajar con él, mientras que sus problemas con las drogas y el alcohol iban en aumento.
Tras más de cinco años sin apenas trabajo, el actor recibió el apoyo del cineasta alemán Wim Wenders, quien lo convocó para protagonizar su película “El Amigo Americano”, adaptación de la obra de Patricia Highsmith “El Juego de Ripley”. Aquí el actor ofreció una prodigiosa interpretación, demostrando que, a pesar del rechazo de Hollywood y de su personalidad conflictiva, seguía siendo un actor de gran calibre.
Otro nombre importante en esta etapa de la carrera de Dennis Hopper fue Francis Ford Coppola, quien le ofreció dos papeles para la eternidad, el fotógrafo iluminado de “Apocalypse Now” y el padre alcohólico de “La Ley de la Calle”. Se trataba de dos personajes que parecían escritos expresamente para el actor, quien supo aportarles su propia experiencia personal, incrementando la sensación de verosimilitud de su trabajo.
Situado dentro del campo del cine independiente, Hopper volvió a ponerse tras la cámara casi una década después de “La Última Película” con “Caído del Cielo”. En un principio el cineasta entró en el proyecto en sustitución de otro director, pero pronto la asimiló a su visión artística, llegando incluso a declarar que éste podría ser una especie de secuela de “Easy Rider”, donde en esta ocasión la referencia no era la cultura hippie, sino el punk rock de finales de los 70. Hopper interpretó un papel secundario, como el padre recién salido de la cárcel de la protagonista.
Junto a estas películas y otros títulos alimenticios con los que poder mantenerse en la industria, Hopper aceptó también participar en “La Matanza de Texas 2”, una cinta desproporcionada y grotesca, que optaba más por la línea del humor negro que por el terror. El actor interpretaba al padre de una de las víctimas de la primera parte, quien se obsesionaba por descubrir lo sucedido. Las características de la película le permitieron dar rienda suelta a su histrionismo, plantando la semilla de futuros papeles del actor.
5. RECONCILIACIÓN CON LA INDUSTRIA
A principios de los 80, la drogadicción y el alcoholismo de Hopper tocó fondo, y la familia del artista le presionó para que se apuntara a un tratamiento de desintoxicación. Si bien el actor demostró haber superado su etapa de crisis, la industria seguía sin abrirle sus puertas hasta que en 1986 el actor convenció al director David Lynch para que le entregara el papel del aterrador Frank Booth en su película “Terciopelo Azul”. Hopper bordó su papel de policía psicópata, especialmente en su primera aparición en pantalla, con una extrema escena de violación a Isabella Rossellini. Para esta representación de la locura, el actor echó mano de sus propios demonios interiores, lo que hacía más cercano y terrorífico su personaje.
Ese mismo año, Hopper dio muestras de su versatilidad participando en otro papel secundario en la producción deportiva “Hoosiers. Más que Ídolos”. Para dar vida a este padre alcohólico de uno de los deportistas del equipo juvenil, Hopper también recurrió a su experiencia personal, pero con un efecto opuesto en el espectador. Shooter resultaba un personaje entrañable, quien pese a sus defectos intenta ganarse el respeto y el cariño de su hijo. Curiosamente, pese a que recibió las mejores críticas por “Terciopelo Azul”, la Academia de Hollywood prefirió nominarlo ese año por “Hoosiers”, un papel más claramente en la línea de los Oscars. Hopper repitió un personaje similar un año más tarde en “El Cazachicas”, protagonizada por Robert Downey Jr. y Molly Rigwald, aunque, en este caso, los resultados de la película y de su interpretación eran un tanto inferiores.
La rehabilitación de Hopper dentro de la industria quedó sellada en 1988, cuando dirigió “Colors”, un thriller policial que se adentraba en el terreno de las pandillas raciales en Estados Unidos, un tema ya candente en aquel momento y que sigue siendo de actualidad hoy en día. Con esta película, el cineasta consiguió fusionar un producto comercial con un apartado de crítica social, amparado por excelentes interpretaciones de sus dos protagonistas, Robert Duvall y Sean Penn (Hopper le devolvió el favor a Penn años más tarde, interpretando un pequeño papel en el debut en la dirección de éste con “Extraño Vínculo de Sangre”).
6. SECUNDARIO DE LUJO
A partir de la década de los 90, ya con su vida y su carrera reorientadas, Dennis Hopper aprendió a jugar según las reglas de la industria, aunque siempre manteniendo una cierta independencia. Sus años en el ostracismo le ayudaron a apreciar la importancia de los trabajos alimenticios, títulos que no aumentaban su prestigio como actor, pero que le permitían pagar facturas a la espera de que llegaran los papeles realmente interesantes. Así podemos apreciar como el actor salta sin ningún tipo de prejuicio de un título comercial, a una producción independiente, pasando por telefilms, series de televisión o cintas de serie B. De estos trabajos nos gustaría resaltar algunos, por su relevancia en la carrera del actor, su aportación comercial o, en algunos casos, por su carácter anecdótico.
En 1990 se alió con Kiefer Sutherland para protagonizar la comedia “Flashback”, donde Hopper recuperaba su imagen de viejo hippie. De esta manera, los actores se convirtieron en la opción perfecta de casting para reflejar el cambio de mentalidad en la sociedad norteamericana. Los hijos de los antiguos hippies renegaban ahora de sus progenitores y preferían el camino del traje y la corbata. No se trataba de una película especialmente lograda, pero ese guiño creado con la interpretación de Hopper le da un cierto encanto nostálgico a la cinta.
En 1990 el director dirigió de manera consecutiva dos películas de escaso éxito. En primer lugar “Camino de Retorno”, que el mismo protagonizó junto a Jodie Foster, y a continuación el thriller erótico “Labios Ardientes”, con Don Johnson, Virginia Madsen y Jennifer Connelly. La primera le supuso un enfrentamiento al cineasta con el estudio, cuando el metraje de 180 minutos inicial fue reducido sin su consentimiento a 98 minutos. Hopper pidió que se retirara su nombre como director de la película, acreditándose el habitual Alan Smithee (seudónimo utilizado en Hollywood cuando un realizador se muestra disconforme con el resultado final de la obra). Lo cierto es que pese a todo estas dos películas ya mostraban a un director diferente al que realizó “Easy Rider” en 1969, ahora menos interesado en cuestiones sociales y planteando meras películas de género. Esta derivación en la carrera de Hopper tras la cámara se cerraría de manera penosa en 1994 con “Misión Explosiva”, una aburrida comedia creada como vehículo para el lucimiento físico de la ex Vigilante de la Playa Erika Eleniak.
En 1993 Hopper participó en dos títulos independientes, pero que gozaron de una excelente distribución y éxito internacional. En “Red Rock West”, del director John Dahl, interpretaba a un sádico asesino a sueldo, mientras que en “Amor a Quemarropa” ofrecía, a las órdenes de Tony Scott, un soberbio duelo interpretativo con Christopher Walken.
A partir de aquí Hollywood se dedicó a ofrecerle papeles de villano en grandes producciones de muy diferente calibre. Fue el Rey Koopa en “Super Mario Bros”, un calculador y vengativo terrorista en “Speed”, y el grotesco líder de los Smokers en la fallida “Waterworld”. Todos estos papeles le sacaron del terreno independiente y lo acercaron no sólo al público mayoritario, sino también a las nuevas generaciones, aunque aportaron más bien poco a su reputación como intérprete.
7. ÚLTIMOS TRABAJOS
Los últimos años de su carrera mantuvieron la misma dinámica anterior, alternando cintas independientes, con series de televisión y alguna gran producción de manera ocasional.
En 2002, Kiefer Sutherland le llamó para que le diera la réplica como villano principal en la primera temporada de “24”. La presencia del actor en la serie estuvo muy medida, pero le ofreció uno de los más destacados villanos de su carrera, y un puesto de invitado estrella en el show. Esta excelente experiencia en la pequeña pantalla se repitió con otros títulos, destacando especialmente la versión televisiva de “Crash”, en la que Hopper ya tenía un papel principal.
También George Romero le concedió un puesto especial en “La Tierra de los Muertos”, su regreso a la serie de películas iniciada en 1968 con “La Noche de los Muertos Vivientes”. Aquí Hopper interpretaba a un magnate que vive protegido del exterior, enriqueciéndose con la desesperación de los pocos supervivientes al holocausto zombie.
Uno de los últimos papeles relevantes de Hopper en la gran pantalla fue “Elegy” de Isabel Coixet, un título profético de su futura enfermedad. Aquí el actor dio un ejemplo de interpretación calmada y contenida, muy diferente al histrionismo al que siempre nos acostumbró a lo largo de su carrera.
8. CONCLUSIÓN. BORN TO BE WILD
Dennis Hopper se mantuvo trabajando mientras la salud se lo permitió. Varios son los títulos que ha dejado pendientes de estreno, así que aún tenemos posibilidad de despedirnos de él en pantalla. Poco antes de su muerte, la industria premio su carrera concediéndole una estrella en el Paseo de la Fama, sin embargo, en sus últimos días, su vida personal saltó a la prensa amarilla, enturbiando lo que debía haber sido una despedida emotiva al actor. Al fin y al cabo, Hopper siempre se caracterizó por ir a contracorriente y estas últimas decisiones que tomó dejaron patente una vez más el carácter indomable de este inolvidable artista.
ya no quedan actores asi ^^)
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